Piden que se archive de nuevo el caso del tiroteo a un brigadista por ausencia de pruebas contra el único sospechoso

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

La defensa del acusado alude a que la Audiencia ha cuestionado que se hubiera reabierto el caso doce años después

16 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras el contundente auto de la Audiencia provincial de Ourense que a mediados del pasado mes de agosto autorizó la puesta en libertad de José Miguel M. C., quien había sido detenido y encarcelado apenas veinte días antes en relación con el tiroteo a un brigadista ocurrido en 2008, la defensa ha dado ahora un paso más en un intento de que el caso quede archivado por segunda vez.

Hace tan solo unos días la defensa del sospechoso presentó un escrito en el juzgado que lleva el caso, el de Instrucción 2 de la capital ourensana, oponiéndose a una diligencia solicitada por los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil para y autorizada por el juez para realizar el volcado de los dispositivos electrónicos localizados durante un registro realizado en casa de José Miguel. Pero en el escrito no solo se cuestiona que se realice la diligencia, sino que además el abogado, David López, solicita al juez que se archive el caso, aludiendo a la escasez de pruebas y al contenido del auto emitido por la Audiencia sobre este caso. En aquel escrito, de hecho, se ponía en tela de juicio la reapertura del caso, considerando además los togados que no se habían aportado nuevos elementos de prueba.

Así las cosas, queda ahora en manos del juez instructor decidir si sigue adelante con el caso o, atendiendo a las alegaciones de la defensa, lo archiva. De ser así, sería la segunda vez que se toma esta decisión, aplazándose por tanto, y quizás esta vez de forma definitiva, el esclarecimiento de un escabroso asunto que tuvo lugar en la madrugada del 23 de septiembre del 2008.

Aquella noche, en torno a las cuatro de la madrugada, un trabajador de los servicios forestales de la Xunta volvía a su domicilio en Xunqueira de Ambía cuando se encontró con unos troncos que obstaculizaban la calzada. Al bajarse del coche alguien con el rostro y la cabeza cubiertos le descerrajó varios tiros, uno de ellos en la zona inguinal, si bien el herido logró volver al coche y huyó. Las investigaciones posteriores situaron a José Miguel M. C., compañero de trabajo de la víctima, como sospechoso. El móvil podrían haber sido los celos, ya que el herido tenía una relación con una exnovia del sospechoso, pero nunca se halló el arma y el caso derivó a un sobreseimiento decretado el 11 de agosto del 2011. Ocho años después, en junio del 2019, los investigadores reabrieron el cajón y pidieron un estudio sobre la posible existencia de residuos de disparo en una bufanda de color marrón y un pasamontañas de color verde hallados en el vehículo de José Miguel en septiembre del 2008. Esas evidencias no se habían enviado al servicio de criminalística y podían servir, en su caso, para hallar indicios que lo relacionaran con el suceso, lo que motivó que días después, en junio del 2019, el juez Luis Doval reabriera el caso.

Resultó que en el pasamontañas se encontraron residuos de disparo «como los encontrados en el casquillo analizado, que fue hallado en el lugar del crimen», tal y como recogía el informe pericial que se recibió en el juzgado a mediados de febrero del 2020. El arresto de José Miguel, quizás pospuesto por el estado de alarma, se materializó el 28 de julio y dos días después se decretó su ingreso en prisión. La Audiencia, a mediados de agosto, lo puso de nuevo en libertad y cuestionó que se hubiera reabierto el caso, asegurando que no se podía atribuir al hallazgo de pólvora en el pasamontañas «un significado de inequívoco y unívoco signo incriminatorio, máxime cuando el arma nunca fue hallada». Este argumento ha dado pie ahora a que la defensa pida el archivo. Lo ha hecho ante el propio juzgado, si bien ya adelanta el letrado que si se rechaza su petición recurrirá a la Audiencia. Las próximas semanas serán decisivas.

Se da la circunstancia de que meses después del tiroteo al brigadista, en abril del 2009, los padres de José Miguel M. C. aparecieron muertos de varios disparos en su casa de Taboadela. El hijo fue sospechoso y se le arrestó en dos ocasiones, pero el caso nunca ha llegado a aclararse.