Fernando Rodríguez Nespereira: «En mi infancia el casco viejo era casi el centro de la ciudad de Ourense»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

En medio siglo de arquitecto técnico participó en obras como el Simeón o el Auditorio

19 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Fernando Rodríguez Nespereira (Ourense, 1950) transitar por la calle Santo Domingo de la ciudad le lleva directamente a su infancia. Nació en el número 18 de este calle. En la próxima iglesia se bautizó, realizó la primera comunión y también se casó. Sin salir de esa calle también acudió a su primer colegio de parvulitos, el de las monjas de La Purísima del que guarda un gran recuerdo, en especial de las cuidadoras sor Sabina y sor Candelaria. «En aquellas fechas el casco viejo era casi el centro de Ourense. Se estaba levantando la Torre, ejecutando la calle Diagonal —actual Juan XXIII— y casi no existía la avenida de la Habana, por lo que esta calle y la de la Paz hasta la Plaza Mayor tenían una marcada actividad comercial y social», recuerda.

Para realizar sus estudios de bachillerato, Fernando Rodríguez Nespereira acudió a las aulas de Salesianos. Luego los continuó en el colegio El Salvador (Valladolid), muy famoso en España por ser la cuna del rugbi y contar con uno de los mejores equipos en la actualidad. Allí jugó y también esporádicamente en el de Arquitectura de Madrid. La carrera de arquitectura técnica la realizó en Madrid, colegiándose al terminar en el año 1972 en Ourense. Su vertiente profesional la desarrolló en diferentes vertientes. Fue técnico de fabricación en una casa de forjados y luego profesional liberal dirigiendo obras de toda índole. También fue perito judicial y profesor de dibujo de proyectos en el instituto de A Carballeira y luego en A Farixa. «En estos centros formamos delineantes, casi la mayoría de los que están hoy en los estudios de Arquitectura y otros que dada su buena formación animamos a hacerse aparejadores», explica. Es, precisamente, esa vertiente educativa la que asegura le fue más gratificante a lo largo de su trayectoria.

Sobre sus inicios profesionales, Fernando Rodríguez Nespereira recuerda: «En aquella época éramos pocos técnicos y la ciudad se estaba desarrollando. Se iniciaban entre otros, los barrios de San Francisco y A Carballeira, por lo que las oportunidades laborales eran muchas para el que quisiera trabajar y dedicarle horas a la profesión como fue mi caso». Como arquitecto técnico estuvo al frente de numerosas obras en la provincia de Ourense, entre las que pueden destacar edificios como el del Simeón, el parador de Santo Estevo o el recinto ferial de Expourense. De todas en las que estuvo, de la que guarda un especial recuerdo es la del Auditorio. «Para mí fue una obra muy importante para la ciudad, porque por fin Ourense podía contar con un centro de eventos del que carecía».

En medio siglo de profesión también ha realizado guías turísticas de Ourense y de caza, trabajos de arquitectura rural de la Ribeira Sacra y de la comarca de Arzúa, así como la dirección del trabajo de dibujado de las fachadas de todas las calles del casco viejo para la redacción del PERI. «Ha sido una trayectoria reconfortante, de la que poco a poco me voy jubilando. El colegio profesional de Ourense me recordó en un homenaje que ya llevó 50 años de profesión y a medida que se acaban los encargos presentes procede dar paso a los jóvenes», señala.

El homenaje al que se refiere fue organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos de Ourense en Baiona recientemente y sirvió para dar distinciones a los profesionales que cumplían 25 y 50 años de trayectoria. Fernando aprovecha para reivindicar la figura del aparejador: «Tenemos una formación dirigida a conocer la obra desde dentro. Nos encargamos de que se ejecuten los proyectos».

Quién es. Fernando Rodríguez Nespereira nació en Ourense en 1950.

A qué se dedica. Es arquitecto técnico. Se licenció en la Escuela Universitaria de Madrid y tiene un máster en Ingeniera de Edificación.

Su rincón. La calle Santo Domingo es vital para él, porque ahí nació. En la iglesia de Santa Eufemia le bautizaron, hizo la primera comunión y se casó.