Las otras luces de Jácome

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

05 dic 2022 . Actualizado a las 23:16 h.

Es sencilla la demagogia. Hay dinero para poner un árbol de Navidad de 35 metros en la plaza de Bispo Cesáreo o para colocar unos mamotretos con luces en la calle del Paseo pero no para pagar las ayudas a diez asociaciones sociales. Las suyas no son unas siglas sin importancia, trabajan con gente con síndrome de down, con personas afectadas por discapacidad física o parálisis cerebral o con ciudadanos que no tienen dinero para poner ni tan siquiera un plato de sopa en la mesa. Es obvio, más allá de la crítica política que pueda hacer algún partido, que ese es un análisis simplista de la situación. Y que por quitarle diez metros de alto al árbol navideño o dejar al Paseo con unas luces más modestas el dinero no iba a poder transferirse de esa partida presupuestaria a la de las asociaciones sociales. El Concello de Ourense no es un grupo de colegas que funciona a golpe de Bizum. Lo que sí es cierto es que el hecho de que el BOP publique justo el día antes de que Jácome inaugure el alumbrado navideño más caro de la historia de Ourense que una decena de asociaciones sociales se quedan sin ayuda no es una casualidad. Es un síntoma de las prioridades de gobierno del alcalde de Ourense. Jácome, como si de un apostante en el casino de La Toja se tratase, ha puesto todas sus fichas en las casillas de las obras y las fiestas. Venga levantar calles, venga luces de Navidad, venga Omar Montes y venga Halloween para animar a la chavalada. Las asociaciones sociales no han estado en su prioridad política y por eso las ayudas no han llegado. Eso no es demagogia, eso es un hecho.