Duelo al sol en el Liceo

TAREIXA TABOADA OURENSE

VERÍN

Santi M. Amil

«Dous de dous», un pulso entre dos de los creadores internacionales más carismáticos de Verín, Fernando Barreira y Xosé Rivada

28 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«No creo en el Arte, creo en los artistas», Duchamp. Dous de dous, es el nombre que precede al proyecto expositivo que comparten en cada una de las pandas del claustro del Liceo ourensano, los paradigmáticos creadores Fernando Barreira y Xosé Rivada.

No es la primera vez que colaboran ambos artistas en exposiciones o formando parte del jurado del Certamen Internacional de pintura rápida que en Monterrei congregó el pasado 19 de septiembre a los artistas elegidos, tras un estricto criterio de selección y entre los que se encontraba Carballeira, ganador del certamen y el brillante artista Tono Lorenzo Guisado, entre otros.

Este tipo de colaboración subraya la mirada de cada uno ante el tema desarrollado, la personalidad artística y su lenguaje que aún siendo suma de intensidades, intereses y grafías, supone un reto personal para cada uno de los creadores en equilibrio abriendo un espacio de diálogo y comunicación entre ambas obras y el espectador y manteniendo su personalidad, carácter y lenguaje independiente.

La serie que presenta el artista multidisciplinar Fernando Barreira con su marca maestra y perfil autobiográfico reflexiona desde la hipertrofia figurativa que caracteriza la destreza de su dibujo, sobre cuestiones personales, trances quirúrgicos, cicatrices y apósitos, afectos y desafectos, permanencias y olvidos, abandonos y sarcasmo bajo el rutilante resplandor de su magnética idiosincrasia, refinada ironía, aguda inteligencia, hipersensibilidad, malditismo maldito y talento superdotado.

Obras de nueva creación en clave de vitalismo cromático. Una imaginería desbordante que extrema la tensión narrativa con elocuente oratoria gráfica en su acumulativo barroquismo plástico, surrealista y conceptual, tan divino y tan humano en apasionamientos y cruzadas.

Transfiguraciones del hombre-dios entregado en sacrificio a placeres veniales, arrastra entre sus brazos abiertos especies marinas, sueños voraces que arremolina separando las aguas de un mar que enreda pensamientos y emociones en algas que se elevan como la hiedra que arrastra, aprisiona y enmudece.

Referencias al fresco de la bóveda Sixtina de Miguel Ángel La creación de Adán, con la personalísima mirada del Barreira resurgido entre brillos de purpurina y pólvora de estrellas. El disfraz es la piel de la actuación, el decorado necesario para el artificio interpretativo. La vida es una ratonera multicolor con la cabeza coronada de ilusiones y el cuerpo lacerado de fracasos, vicios y virtudes. En el bestiario Barreira, seres zoomorfos y metáforas obsesivas, la memoria y la infancia, la opulencia y la virtud en inestable equilibrio de dolor y magia. Sublime y trágica, pura pasión.

Cincuenta años de arte avalan la comprometida trayectoria del reputado, cosmopolita y querido artista polifacético Xosé Rivada, investigador matérico y experto escultor capaz de arrancar con la maestría de su talento, una figuración personal con un concepto contemporáneo y anticlásico a todos los materiales de los que es conocedor experto con una destreza sorprendente: madera, piedra, metal, fundición …son la base para sus creaciones con un avezado conocimiento de la técnica y una capacidad singular de expresión propia.

Por la coherencia del proyecto presenta seis pinturas y una escultopintura, técnica que integra ambas disciplinas plásticas de manera original a medio camino entre el mediorrelieve, la pintura matérica informalista y el Art Autre del crítico Michel Tapié, un arte diferente a partir del análisis de las obras de Dubuffet y Fautrier por su tendencia a la textura magmática y que en las obras de Rivada tiene un matiz concentrado, poético e intimista con marcada presencia del autor, subjetiva y emergente en el que prevalece la cara oculta de las cosas, lo que su subyace bajo la piel, el existencialismo.

Reevaluaciones de la abstracción que remiten conceptualmente a Jean Paul Riopelle, eclosiones concéntricas que se expanden, luminarias y remolinos cromáticos, explosivos y temperamentales, captadas en el trance del instante creativo, ideas fuxidas en la plasticidad del gesto expresivo en la valiente autenticidad de sus manifestaciones. La presencia de lo orgánico, la vinculación con la naturaleza y el pez como símbolo de libertad, símil de vida y objeto de reflexión, animal en tránsito y territorial. La dualidad entre la mancha abstracta y el figurativo geométrico del Castillo de Monterrei, del bodegón matérico a la desfiguración y con esmaltados barnices y acrílicos la escultopintura representa al animal marino símbolo del artista.