La vergüenza de Xinzo

Sindo Martínez TRIBUNA ABIERTA

XINZO DE LIMIA

16 ago 2018 . Actualizado a las 19:53 h.

Decidir el nombre del futuro alcalde de Xinzo en la gestoría del dimisionario Antonio Pérez es la última idea de bombero de un PP limiano que, por momentos, parece ir al pairo. El misterioso encuentro, con ribetes de «Anacleto, agente secreto», acabó con una simulada unanimidad (ahí hay más batalla interna que en las Termópilas). Poner al frente de la orquesta a un respetable edil que un día se acostó socialista y al siguiente se levantó popular es algo tan legítimo como pintoresco.

En Xinzo hoy día casi todo es chocante y lamentable. Hechos demasiado frecuentes reflejan la triste realidad de una villa que no es ni sombra de lo que fue. Todo semeja absurdo, ridículo. Cuestiones como que un peligroso delincuente drogodependiente se pasee libre y armado durante semanas amenazando en la calle a niños, mujeres, o ancianos; o que el jefe de prensa del Concello sea el número 10 de la lista del PP bajo el seudónimo de una asociación sin ánimo de lucro -o con un lucro de solo 17.000 euros anuales- son algunos de los sinsentidos habituales por estos pagos.

El exalcalde, Manuel López Casas, se fue porque estaba hasta el gorro. ¿De quién y de qué? Seguramente percibió que era incapaz de poner orden en la jauría de grillos en la que parece haberse convertido el Concello a día de hoy. «Los bares de Xinzo se mueren», lamentan algunos hosteleros. «A ver si con las patatas arreglamos el desastre del cereal», aseveran los labradores. ¿Y el Museo do Entroido? ¿Abrirá antes de final de la década? Lo de menos es quien va ser el candidato a alcalde del PP en 2019. Tras los espectaculares shows (dimisiones, autoproclamaciones y disensiones varias) de los últimos días, la militancia popular está cabreada y desmoralizada. Y la ciudadanía, harta de tanto desafuero e incompetencia. Lo relevante es que, unos por otros, la casa común (Xinzo), no es que esté sin barrer, es que directamente está llena de mierda.