De trabajar en una fábrica de chocolate en Alemania a cuidar ovejas en A Limia: así es la vida de esta ourensana de 102 años
XINZO DE LIMIA
Rosa Suárez, vecina de Laroá, en Xinzo, celebró su aniversario con una pequeña fiesta con sus amigos y familia, soplando las velas de su tarta
14 oct 2025 . Actualizado a las 21:15 h.La aldea de Laroá acogió este martes una celebración muy especial, porque la tía Rosa, como todos conocen a Rosa Suárez García, cumplió 102 años muy bien rodeada. Su sobrina nieta Betty Rodríguez, con quien vive desde siempre y quien la cuida como a su propia madre, se encargó de que un día tan importante para ella y todos sus seres queridos no pasase desapercibido. «Me gusta que forme parte de la historia como otras personas longevas que por suerte pueden llegar a esas edades», explica Betty.
Los 102 son solo un número y Rosa disfruta de cada despertar como un regalo. No hay mañana que falte al centro de día de Xinzo de Limia donde es muy querida por todos y pasa la jornada entretenida charlando con sus amigas. Por la tarde no perdona y sale con Betty y su hijo al parque que hay delante de su casa para disfrutar del tiempo con su familia. Nada ha cambiado en la vida de la centenaria de A Limia, su salud es envidiable y «su cabecita está perfectamente», como apunta su familiar.
Aunque este año Rosa sufrió un par de caídas importantes y una operación de cadera, nada de ello pudo frenarla y se recuperó rápidamente. «Al cabo de una semana ya estaba caminando», cuenta Betty. Pese a la gravedad de la operación y de sus pequeños accidentes, la tía Rosa, una luchadora nata, salió adelante en un tiempo envidiable.
Sus 102 años no han cambiado en absoluto su carácter. Su gusto porque todo esté siempre en su sitio sigue muy presente. Sino que se lo digan a Daniel, el hijo de Betty, al que suele reñir para que guarde sus juguetes. Él, como buen sobrino bisnieto que es, obedece. Estas dos generaciones separadas por casi un siglo no entienden de edades y su relación nace del más puro amor del uno hacia el otro.
Rosa y Daniel pasan mucho tiempo juntos y aunque ella le regañe por descolocar sus cosas, tienen una conexión muy especial. «Él siempre la busca y cuando estaba mala se preocupó mucho por ella», destaca Betty.
Trabajadora y cuidadora
Rosa Suárez emigró a Alemania donde trabajó en una fábrica de chocolate. Son unos años que recuerda con mucho cariño, pero finalmente acabó regresando a su tierra para quedarse con el numeroso rebaño de ovejas de sus padres cuando ellos ya no pudieron hacerse cargo. Siempre muy trabajadora y pendiente de su familia, Rosa cuidó de su sobrina nieta Betty desde que sus padres fallecieron. Eso fortaleció su relación, como si de madre e hija se tratasen, y ahora sigue ese camino con Daniel.