El arte como forma de vida

PONTEVEDRA

Hijo y madre posan ante la primera escultura que realizó Kike, denominada «La familia»
Hijo y madre posan ante la primera escultura que realizó Kike, denominada «La familia» MÓNICA FERREIRÓS

Son familia, son amigos y han enfocado su trayectoria profesional hacia la creación. Les encanta pintar juntos y son sus respectivos mejores críticos

07 abr 2021 . Actualizado a las 09:39 h.

Entre Carmen Domínguez y Kike Ortega no solo existe la natural complicidad entre madre e hijo. Hay también una conexión a través del arte que todavía les ha unido más. Hablan y opinan sin tapujos sobre sus respectivos trabajos, comparten horas en el estudio de vez en cuando, ambos son disciplinados trabajando e incluso exponen juntos. La última y más reciente muestra fue en enero en la Feria de Arte Internacional de Vigo.

Y ambos son expresionistas. Pero mientras Carmen ha evolucionado hasta el informalismo, Kike opta por el expresionismo figurativo narrativo. Él tiene mucha base en el dibujo y en su pintura no utiliza el color, algo en lo que precisamente ha destacado su madre. «Yo no utilizo el color porque precisamente ella es muy buena con él», dice Kike, quien también es escultor, pero la definición de artista no le gusta porque le parece «pretenciosa».

El primer estudio de Carmen estaba en casa. Y hasta allí subía cuando era niño Kike para dibujar, ayudarle con las mezclas o los marcos. «De los cuatro hijos que tengo era el único que subía, siempre dibujaba mucho y muy bien», dice la madre. «Nunca pinté, bueno, solo un cuadro, pero no me convenció -añade su hijo-. No fue hasta que estudiaba Arquitectura cuando por escapar y tener la cabeza en otro lado empecé a pintar. Hice una exposición y me fue bien, y a partir de ahí empecé a tomármelo como algo más profesional».

En su trabajo se sirve de materiales de reciclaje, aunque desde una perspectiva más estética que de denuncia. Bidones de gasolina o la madera son «materias en las que él ve algo que le puede enriquecer», como apunta Carmen. «Trabajo mucho sobre el cuerpo humano -añade su hijo-, sobre la persona y su estado emocional. Busco que la obra transmita algo y por eso a veces utilizo imágenes potentes», como potente fue la performance contra la Iglesia que realizó en la feria viguesa: «No es solo cuestión de pintar, sino de hacer algo que impacte».

Sin embargo, la figuración ya no está en la obra de Carmen, aunque sí empezó su trayectoria desde ella. «Creo que despojar el elemento figurativo implica dotar a la forma y al color de un peso específico en el proceso pictórico».

Aunque cada uno tiene ahora su estudio -el de Kike en el callejón de San Bartolomé y el de Carmen en la calle Charino, decorado precisamente por su hijo- son muchas las veces en las que comparten horas de trabajo. «Y somos unos grandes críticos entre nosotros», dice la madre. «Yo por ejemplo -dice Kike- siempre necesito su visto bueno. Es fantástico tener una madre pintora, porque en nuestro caso no existen envidias y lo que sí tenemos es un acercamiento de posturas para poder ayudarnos y decirnos las cosas claras». «Normalmente cuando preguntamos el uno al otro es que no estamos seguros», continúa Carmen.

Estos días pueden ver la obra de Kike en el local Perita Art Gallery. Por su parte, Carmen prepara una nueva muestra en Madrid, que se celebrará el año próximo en el Palacio de Cristal o en el Velázquez.

También entra en sus planes volver a exponer pronto juntos. «Es más, creo que es importante -dice Kike-. Entre los arquitectos colaboramos más, pero como pintor no es tan fácil. Y es bueno que las exposiciones sean colectivas, porque arrastras un tipo de público que no es el tuyo, y la gente puede ver tipos distintos de pintura».

«De todas formas, creo que mis mejores obras son ellos -afirma Carmen refiriéndose a sus cuatro hijos-. ¿Sabes lo que es llegar a una edad determinada en la que puedas ser amigo de tus hijos, sin miedo a que te juzguen? Se da por hecho que la madre siempre está ahí apoyándoles, pero no tanto que los hijos le apoyen tanto a ella. Y de eso me siento orgullosa».