Niños de Salcedo pudieron conocer ayer los equipos que la policía usa en labores humanitarias, controles de tráfico y servicios antidisturbios
25 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Se les hizo corto. Los niños del colegio San Martiño, en Salcedo, pasaron ayer un rato inolvidable acompañados por varios agentes de la Policía Nacional que desplazaron hasta el centro educativo coches y motocicletas oficiales. Lo cierto es que muy pocos, por no decir ninguno, se resistieron a la tentación de hacer sonar las sirenas o a situarse a los mandos de una moto ante la paciencia infinita de los agentes.
Los pequeños, además, tuvieron ocasión de conocer de primera mano parte del material que, por ejemplo, los cuerpos de seguridad emplean para realizar rescates acuáticos. Sin embargo, uno de los equipamientos que más atrajo su atención fueron las cadenas con pinchos que se emplean en controles policiales. «¡Pero eso puede pinchar una rueda!», exclamó alarmado uno de los alumnos, a lo que el inspector Manuel Vázquez Franco, nuevo delegado de Participación Ciudadana de la Comisaría, respondió con un contundente: «De eso se trata».
Les explicó que este mecanismo permanece apartado del arcén mientras se realiza el control y que solo se activa cuando se recibe el aviso de que algún conductor hace caso omiso a los requerimientos de los agentes. Un simple tirón de la cadena basta para que los pinchos se extiendan a lo largo del carril.
La jornada de ayer posibilitó que los niños pudiesen observar de cerca la equipación que emplean los antidisturbios, una unidad policial muy criticada a raíz de movilizaciones como las que se han producido en el barrio burgalés de Gamonal. Cascos, escudos y escopetas, acompañadas de las siempre polémicas pelotas de goma, fueron examinadas con detenimiento por los escolares de San Martiño.
Pelotas de goma
Los policías, si bien reconocieron que en ocasiones tienen que disparar las pelotas de goma -«siempre apuntando al suelo», dejaron claro- o botes de humo, también incidieron en que, a veces, son ellos los que sufren las iras de manifestantes violentos. Piedras, ladrillos, tuercas, tornillos, petardos... son algunas de las amenazas reales a las que, en ocasiones, han tenido que hacer frente en movilizaciones en las que una minoría se ha querido hacer oír de forma agresiva.
Y como colofón a esta iniciativa, los niños pudieron llevarse a casa su propia placa de policía infantil. A buen seguro que más de uno tendrá ya una respuesta clara cuando le pregunten eso de «¿y tú? ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?».
Crónica Agentes de la comisaría visitan el colegio san martiño