El fiscal solicita dos años de prisión, mientras la defensa pide la libre absolución

La Voz

PONTEVEDRA

La dirección de la sala de fiestas, en el caso concreto de Alborán, abonó 1.800 euros, mientras que el coste de traer a Mario Casas ascendió a 5.000

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El pontevedrés que, supuestamente, simuló ser representante de Pablo Alborán y Mario Casas se enfrenta a una petición de pena de dos años de prisión, mientras que la responsabilidad civil, en caso de condena, podría superar los ocho mil euros en indemnizaciones. Así lo sostiene el fiscal, quien refiere que, en febrero del 2012, firmó sendos contratos privados con la discoteca Carabás relativos a los bolos que protagonizarían ambos artistas.

La dirección de la sala de fiestas, en el caso concreto de Alborán, abonó 1.800 euros, mientras que el coste de traer a Pontevedra a Mario Casas ascendió a cinco mil euros, montantes, en ambos casos, «entregados al acusado». A estas cifras habría que sumar otros setecientos euros para que confeccionase los carteles publicitarios, al tiempo que los gestores de la discoteca tuvieron que afrontar otros gastos derivados de la confección de las entradas o de los anuncios en radio.

En este punto, el fiscal es concluyente a la hora de sostener que el encausado, al carecer «de la representación» de los artistas, «sabía perfectamente que no podía cumplir los contratos que firmaba, y se aprovechó para obtener dinero». Además, a la hora de llevar a cabo el supuesto timo, se aprovechó de la confianza que en el pasado había cultivado entre los responsables de la discoteca. Así, en el escrito de acusación se manifiesta que, «con anterioridad, había firmado contratos [con los titulares de la discoteca] y había generado confianza en esta sociedad de que cumplía los compromisos contraídos».

Frente a esta versión de los hechos, la defensa del pontevedrés no solo niega el relato ofrecido por el ministerio público, sino que rechaza de plano que se hubiese cometido una estafa continuada. En su lugar, aboga por la absolución de su cliente.