El WhatsApp de padres, ¿útil o terrible?

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

ramon leiro

Cuatro progenitores pontevedreses, uno de ellos profesor, cuentan sus experiencias

12 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El padre o madre que esté el margen del grupo de WhatsApp de la clase de sus hijos y del debate que se monta en torno a ellos, a si son útiles o no, que tire la primera piedra. La Voz juntó a cuatro progenitores pontevedreses, uno de ellos profesor. Los cuatro, o sus parejas, forman parte de estos grupos que se montan entre los progenitores de cada clase de alumnos. Igualmente, todos debatieron en algún momento sobre si esta herramienta es útil o, por el contrario, lo que hace es complicarle la vida a las familias. Rogelio Carballo -padre de dos niños y presidente de la Fanpa-, Rocío Acuña -directiva del ANPA de Campañó y madre de dos hijos-, María Durán -madre de dos niños- y Justo Fernández -profesor y padre- tienen puntos de vista y experiencias totalmente distintas. Pero charlando con ellos pronto se encuentra un punto en común. Todos creen que es necesario que esos grupos de WhatsApp tengan cierta orden y concierto. Es decir, que se marquen unas pautas para participar en ellos y que incluso haya alguien que se encargue de poner orden si la cosa se desmadra y hay conflictos.

La experiencia de Justo en el colegio de Barcelos. Empieza tomando la palabra Justo, el profesor y padre. Habla desde su visión como profesor. Este curso hizo una prueba. Creó, en vez de un grupo de WhatsApp, una lista de difusión con los padres. «Es decir, yo les escribo vía WhatsApp a todos, pero entre ellos no pueden hablar, solamente se pueden comunicar conmigo, los mensajes que mandan por esta vía solo los veo yo», cuenta. Está encantado con la experiencia. ¿Por qué? Indica que mejoró sustancialmente su comunicación con las familias, ya que en tiempo real le pueden contar cosas como que un niño está indispuesto y no viene a clase o solucionar problemas que, si se espera a una tutoría o a una notita de papel en la mochila, a veces acaban agrandándose. Pero señala otra cosa interesante: «Por lo que tengo entendido, al existir esta herramienta prácticamente se ha desactivado el grupo de WhatsApp que mantenían los padres, ya que los que tienen dudas de algo me lo preguntan a mí». ¿Hay quién se excede y le escribe a deshora o le sobrecarga de mensajes? «No, llevamos dos meses y no ha pasado», dice.

Rogelio quiere que los profesores lleven el timón. Mientras Justo habla, Rogelio Carballo, padre y presidente de la Fanpa, asiente con la cabeza. Él dice que los WhatsApp de padres parten de una necesidad de los progenitores de comunicarse, sobre todo con el colegio, «con herramientas propias del siglo XXI, no de hace años, como una nota de papel». Y defiende a capa y espada que sean los profesores los que dirijan estos grupos de comunicación. «Ellos son los que pueden poner normas y pautas. Se necesita jerarquía», afirma. Luego, echa un capote a los progenitores e indica: «Yo tengo dos hijos y estoy en los grupos de ambas clases. Se habla mucho de los problemas que generan los WhatsApp de los padres, pero yo creo que no son tantos».

María cree que en los grupos «muchas cosas se magnifican». María, madre de dos niños de 7 y 11 años, también presente en los grupos de WhatsApp de los padres de las correspondientes clases en las que están escolarizados, dice que aplaudiría una herramienta como la que citó el profesor Justo, para comunicarse con los profesores. Pero los grupos de WhatsApp de progenitores, pese a seguir en ellos «porque está todo el mundo», no la convencen. ¿Por qué? «Creo que muchas cosas se magnifican, se empieza hablando de una cartulina y eso origina un torrente de mensajes, muchas veces erróneos. Y a veces alguien pregunta ahí por unos deberes, pongamos de un niño que estuvo enfermo y no fue a clase, y le acaban mandando decenas de mensajes dispares. Sinceramente, no creo que sea el mejor canal de comunicación, creo que nos gusta estar sobreinformados y acabamos saturados». María añade también otro matiz: «A veces ocurre que hay niños que ya saben leer y miran los WhatsApp de los grupos de padres, con lo cual los líos que se acaban formando son todavía más grandes».

Rocío, creadora de numerosos WhatsApp de padres. Rocío es, quizás, del grupo de los cuatro progenitores reunidos, la que defiende con más ahínco los WhatsApp de padres. Habla ella desde la perspectiva de madre de dos hijos y de directiva del ANPA en el colegio de Campañó. Dice que fue ella misma la que creó los grupos que sirven de vía de comunicación entre los padres de las clases de sus hijos. Y señala que «funcionan bastante bien». Eso sí, relata que en una ocasión, cuando una familia hizo pública por este canal un problema con un profesor, ella misma se comunicó por teléfono con esas personas y les indicó que acudiesen directamente al centro. Cuando cuenta esa experiencia, los cuatro padres reunidos señalan: «Hace falta quien ponga orden». Rocío administra también grupos de actividades extraescolares, de la excursión de fin de curso y de la asociación de padres. Señala que es importante pedir el consentimiento de las familias antes de incluirlas en un grupo y no descalificar a nadie si decide mantenerse al margen de la iniciativa.