«Tuve que hacer de policía y buscar a mi hijo. Cuando las fuerzas de seguridad se pusieron a buscarlo ya era tarde»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Salvador Sas | Efe

Margarita Dopico, madre del  bebé asesinado por su padre en Paderne en el 2010, cuenta su calvario y da a conocer una sentencia «aberrante»que exculpa al guardia civil que la atendió aquel día

23 abr 2019 . Actualizado a las 21:19 h.

La vida se detuvo para Margarita Dopico el 2 de octubre de 2010. Ese fue el día que su expareja y padre de su hijo, José Luis Deus mató al niño, que tenía solamente 14 meses. Ocurrió en Paderne, A Coruña. Han pasado casi nueve años desde entonces. Y, quizás por ello, Margarita Dopico puede relatar su calvario de forma sosegada, con tristeza pero con enorme entereza, y contando casi minuto a minuto lo que ella hizo aquel fatídico día. Lo explicó todo esta mañana, arropada por la concejala de Igualdade de Pontevedra o de la directora del Centro de Información á Muller de la ciudad. ¿Por qué habla ahora? Porque acaba de dictarse una sentencia que ha supuesto un mazazo tremendo para ella. El fallo exculpa al guardia civil que la atendió el día de la muerte del pequeño, al que ella denunció porque considera «que no hizo ni caso» y que no valoró el riesgo que corría el niño. A su lado, la directora del CIM pontevedrés dijo que tanto la sentencia como la actuación policial son claros ejemplos de la violencia institucional que sufren las mujeres en general y las víctimas de violencia machista en particular. 

Margarita Dopico explicó que aquel día de octubre del 2010 fue por primera vez al cuartel por la mañana, sobre las 11.00 horas. Al principio, lo hizo porque creía que su hijo había sufrido un accidente, ya que el padre, que se había llevado al pequeño de acuerdo con el régimen de visitas establecido, había llamado diciendo que el crío se había dado un golpe en el coche. Cuenta Dopico que en esa visita al cuartel ella ya relató la situación por la que estaba pasando, en la que su expareja no dudaba en «coaccionarla y acosarla» con llamadas. Como solución, según contó ayer, únicamente le indicaron el número de teléfono del hospital Materno Infantil para que averiguase si su hijo estaba o no herido. Hasta ahí, su relato coincide prácticamente con la sentencia que exculpa al guardia civil. 

Tras su paso por el cuartel, logró hablar con el padre del niño. Y este la amenaza de forma clara (lo contó ella hoy y lo recoge la sentencia). La insulta y le dice que «no merecía tener al niño, que no lo iba a volver a ver y que gracias por haberle dado una vida». Margarita Dopico se presenta de nuevo en el cuartel de la Guardia Civil y da cuenta de la amenaza. Pero, según su versión, el agente que la atiende no le da importancia alguna a su preocupación: «Ni siquiera me invitó a pasar, me atendió en la puerta y me dijo que no se podía hacer nada, que esperase a las siete de la tarde, que era la hora a la que tenía que traer al niño, y que si entonces no acudía que podría poner una denuncia», contó. Ella respondió que no quería denunciar, «porque lo que quería era que buscasen al niño». Pero que no logró que el agente la entendiese ni activase ningún protocolo de búsqueda. 

Margarita Dopico no se quedó tranquila. De hecho, llamó a dos amigos para contarles lo que le estaba pasando. Al principio, ellos siguieron a lo suyo, disfrutando de una fiesta de cumpleaños. Pero luego uno de ellos decidió ayudarla. «Tuve que hacer de policía y buscar a mi hijo. Y cuando por fin las fuerzas de seguridad se pusieron a buscarlo ya era tarde», indica. Contó también que poco antes de las siete de la tarde, cuando ella ya estaba en el lugar convenido esperando a que llegase su hijo, su expareja la llamó y le dijo que llevaban varias horas él y el pequeño metidos en un coche, respirando gas butano. «Oí al niño quejarse con una voz muy bajita, fue terrible», recordaba esta mañana. La madre salió corriendo hacia el cuartel y, entonces sí, el mismo agente que la había atendido antes se puso en acción. Pero era tarde. La noticia pronto corría como la pólvora: el bebé había sido asesinado por su padre haciendo estallar una bombona de gas dentro del coche

Según la sentencia que exculpa al guardia civil que la atendió, estos hechos que cuenta Margarita Dopico y que también se consideran hechos probados «no son constitutivos de delito alguno». El juez pone el acento, sobre todo, en si Margarita transmitió bien el riesgo que podía correr su hijo o no. Así, el fallo judicial indica: «Si realmente Margarita puso en conocimiento del acusado una situación de riesgo vital para el menor, el comportamiento del acusado sería delictivo. Si no la puso, no. Y la forma de saber lo que realmente sucedió no es acudir a protocolos que se aplican en los supuestos de denuncia. Ni a instrucciones de cómo se investigan los delitos de violencia. Porque ha de recordarse que Margarita no presentó denuncia [se refiere a denuncia escrita]. Ni era su obligación. Le era suficiente poner de manifiesto que existía un riesgo. Y existe una forma de saber cómo puso de manifiesto el riesgo existente, analizando el comportamiento de las personas más allegadas».

Así, el juez deduce que si los amigos a los que llamó la madre siguieron celebrando el cumpleaños en el que estaban en vez de acudir inmediatamente a ayudarle, ella no debió poner de manifiesto el riesgo que corría el niño. Así, indica: «Aunque Margarita lo recuerde de otra forma, en aquel momento se sintió inquieta, pero no transmitió que sintiese con un mínimo de seguridad que existía una situación de riesgo para el pequeño y en qué consistía dicho riesgo».

El juez todavía va más allá a la hora de juzgar lo que hizo o no Margarita Dopico. Así, la sentencia también indica: «Siete de la tarde. Margarita recibe una llamada del infanticida. En la misma se contienen amenazas claras y graves y Margarita corre a pedir auxilio a la Guardia Civil. Le atiende el acusado que inmediatamente moviliza a todos los medios disponibles y enseguida encuentran al asesino cometiendo su abyecto crimen. La rápida localización se debió al humo del fuego. El mismo acusado que a las siete de la tarde actúa con urgencia, a las cuatro no actúa. ¿Ha cambiado su formación, su profesionalidad, su disponibilidad? No. Ha cambiado la manifestación de Margarita, que ahora sí expone una situación de riesgo», reza el fallo judicial. 

Una y otra vez, para justificar la absolución del agente, el juez hace hincapié en la actitud de la madre. «Se considera que el acusado no actuó porque a las cuatro de la tarde Margarita únicamente seguía preocupada por la seguridad del menor, en base a la posibilidad de que pudiese pasarle algo, sin sospechar con certeza que el padre pudiese causarle mal».

Tanto para Margarita Dopico como para quienes esta mañana la respaldaron esta sentencia está responsabilizando también a la madre de lo que le ocurrió al menor. De ahí que se considere un fallo aberrante. La sentencia fue dictada recientemente por el Juzgado de lo Penal Número 2 de A Coruña y va a ser recurrida. «Llegaré hasta Europa si hace falta», dijo la madre. Lamentó no haber contado con el apoyo de la fiscalía en este proceso y que tampoco se tuviese en cuenta lo declarado en el juicio por un especialista en emergencias que le tomó declaración el día de la muerte del niño. «Él si dijo que se pudo hacer algo más por salvar a mi hijo», contó esta mañana. 

Margarita Dopico también dio a conocer que no tuvo atención psicológica gratuita el día del suceso ni la jornada posterior y que ni siquiera enviaron un médico a su casa. «Le daba pecho a mi hijo y esa noche me reventaba el pecho. Tuve que ir yo al ambulatorio a que me diesen algo para cortar la leche», contó con entereza.