«La madre llegó llorando porque su bebé no respiraba»: la historia de vida tras la condecoración al guardia civil Ricardo

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ricardo Herrero, condecorado por haberle salvado la vida a un bebé en Cangas
Ricardo Herrero, condecorado por haberle salvado la vida a un bebé en Cangas CAPOTILLO

Entre las distinciones que se entregaron hoy, por el Día del Pilar, en la comandancia de Pontevedra hubo dos de esas que ponen los pelos de punta. Sus protagonistas las recordaron con emoción

12 oct 2021 . Actualizado a las 20:58 h.

«¡Ese Richi, héroe!», «¡Richi, campeón!», se escuchaba gritar a varios guardias civiles tras terminar la parte protocolaria y estricta de la celebración del Pilar en la comandancia de Pontevedra. Los vítores iban dirigidos a Ricardo Herrero, uno de los 26 profesionales del instituto armado que fueron condecorados este martes. Ricardo, al escucharlos, sonreía tímidamente mientras se afanaba en atender a los medios de comunicación. El momento era de fiesta, de alegría y de euforia por la celebración de la patrona. Pero Ricardo, Richi para sus compañeros, cambiaba el semblante al recordar el motivo de su condecoración. Están a punto de cumplirse dos años del acto humanitario que protagonizó y que hoy le brindó una distinción. Pero le sigue embargando la emoción al contarlo. 

Ricardo Herrero explicaba entonces que, el 5 de noviembre del año 2019, él estaba como cualquier otro día haciendo labores en el puesto de la Guardia Civil de Cangas. Pero los gritos y lloros de la mujer de un compañero le alertaron de que algo grave sucedía: «La mujer de un compañero que vivía allí en el cuartel, que tenía un bebé de dos días, llegó llorando a la oficina porque el niño no respiraba. Acababan de llegar del hospital, donde estuvieran los dos días posteriores al parto, y muy poquito tiempo después de estar en casa se dio cuenta de que el bebé no respiraba». Dice Ricardo que él cree que no llegó a pensar en nada en ese momento, que simplemente actuó con rapidez. «Cogí al bebé e intenté observar el problema que tenía y aplicarle los primeros auxilios. Miré que tuviese las vías de respiración libres, que así era, y se empezó con una RCP. El bebé en ese momento estaba azul completamente, no respiraba ni tenía signos de movimiento y estuvimos como 15 minutos haciéndole la RCP hasta que consiguió moverse, se reanimó, vino la ambulancia y ya escoltamos la ambulancia hasta el servicio de urgencias». Allí, se enteró de lo que había pasado con el crío: «Nos dijeron que se había tratado de un episodio de muerte súbita que al no llegar al fin, que es la muerte, se considera un episodio no letal». 

Han pasado dos años desde entonces. Y Ricardo sonríe al contar cómo está el bebé al que ese día le salvó la vida: «Es una maravilla, está hecho una fiera. Seguimos teniendo relación, nos escribimos de vez en cuando y ahora va a estar de cumpleaños muy prontito», señala. Este guardia civil indicaba ayer que en el momento no tuvo pensamientos negativos, que simplemente se centró en salvar al pequeño. Pero que una vez que los sanitarios se hicieron cargo de la situación, su vida cambió: «Después de vivir ese episodio me temblaba todo el cuerpo. Acabé muy nervioso y muy alterado. Pero en el momento no se me pasó nada por la cabeza, simplemente fue instinto».

La cena en Vilaboa que nunca olvidará el subteniente Maquieira 

En el acto celebrado en la comandancia de Pontevedra por el día del Pilar hubo otra condecoración por un acto humanitario. En este caso, recayó en el subteniente pontevedrés Javier Maquieira Piay. Él le salvó la vida a Rafael, un hombre que cenaba en un restaurante de Vilaboa cuando se atragantó con un trozo de carne. Maquieira, que sigue teniendo una buena relación con esta persona, señala que nunca se le olvidará lo vivido aquella noche porque nunca se había visto «en una situación semejante».

Contaba esta mañana Maquieira que, en noviembre de 2019, fue a cenar en familia a un restaurante de Vilaboa. Cuando se iban, un camarero del local les pidió auxilio porque un cliente se había atragantado y no respiraba. «El camarero sabía que yo era guardia y me pidió ayuda», indicó. Explicó entonces que se dirigió a uno de los comedores y vio a un hombre, Rafael, con síntomas de atragantamiento. Entonces, se puso manos a la obra para prestarle auxilio: «Intenté hacerle la maniobra de Heimlich, pero no hubo manera. Seguimos trabajando, en ese momento se unieron a mí unos compañeros de Policía Nacional y Local que yo no conocía pero que resulta que también estaban cenando allí y después de casi 50 minutos, bastante desesperados, conseguí con la puntita de los dedos sacarle un trozo de carne que le estaba obstruyendo las vías respiratorias y volvió a respirar. Hubo un momento que perdió la consciencia totalmente y pensamos que se moría el pobre hombre».

Javier Maquieira dice que sigue teniendo mucho contacto con la persona a la que salvó y que con Rafael, un hombre de mediana edad, se cumple eso de que hay siete vidas «porque superó distintos achaques y sigue adelante, además, con un excelente humor». 

Más allá de por estos dos actos humanitarios, se condecoró también a otros 22 profesionales del instituto armado por distintos servicios prestados. Todos ellos, incluidos Javier Maquieira y Ricardo Herrero, recibieron una cruz de mérito con distintivo blanco. Por su parte, a otras dos personas les fue otorgada la cruz de plata. Se trató de Juan Miguel Zambrana y José Carlos Balea, quienes se encargaron de la persecución y detención de dos tripulantes del narcosubmarino interceptado en la costa gallega. 

A mayores, en el acto celebrado hoy hubo un emocionado recuerdo para el compañero de la Guardia Civil de Tráfico fallecido este año en acto de servicio. Se trata de Jesús Castro, que tenía 51 años y murió en un siniestro de tráfico en Catoira.