Francisco Rábano, divulgador sobre bienestar laboral: «El trabajo es un medio, no tiene que hacerte feliz»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Francisco Rábano, en Vilagarcía, tras conocer el modelo de ciudad de Pontevedra, con la mochila a cuestas con la que lleva un año recorriendo a pie la costa.
Francisco Rábano, en Vilagarcía, tras conocer el modelo de ciudad de Pontevedra, con la mochila a cuestas con la que lleva un año recorriendo a pie la costa. Martina Miser

Exejecutivo de Silicon Valley, recorre a pie la costa ibérica entrevistándose con personas con impacto positivo. Y avisa: «El mensaje de que si no te gusta tu empleo debes dejarlo hace mucho daño»

01 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A los 35 años, Francisco Rábano, hijo de obreros que de niño se movió por España al ritmo al que su padre iba cambiando de destino —por ejemplo, nació en Cáceres, donde el progenitor se empleaba en una nuclear—, pesaba 120 kilos, era un alto ejecutivo de una empresa de Silicon Valley y siempre dejaba para después estar con Óscar, su pareja, a la que sin embargo define como «el mejor regalo de la vida». En sus manos estaba entonces implantar tanto en España como en Italia, Portugal o América del Sur una empresa de reseñas en Internet llamada Yelp que llegó a cotizar en bolsa. Su vida era siempre un avión a punto de partir. Amaba lo que hacía, porque abrazó desde siempre una filosofía de cercanía con los trabajadores, que eran amigos, y porque su empresa lo cuidaba sobremanera. Era bien feliz. O eso creía. Pero un día se levantó con la cara lleno de granos y el diagnóstico le sonó a chiste malo: «Me dijeron que estaba estresado. Y pensé que no tenían ni idea». Él que no sabía mucho de sí mismo, en cambio, era él.

El estrés le tuvo que dar dos avisos más, cada vez más severos, para que empezase a plantearse si la prisa con la que iba por la vida le llevaría a buen puerto.: «Cogía tantos taxis que me daba hasta vergüenza pasar los tiques a la empresa. Pero cuando me diagnosticaban estrés yo pensaba... ¿Cómo voy a tener estrés yo, si soy ejecutivo de Silicon Valley, si me va todo fenomenal, si amo mi trabajo y no tengo presión de mis jefes?», exclama. Es gracioso escucharle recordar lo que se decía a sí mismo en aquellos años de alto ejecutivo. Sentado en una terraza, en plenas Rías Baixas, se levanta de la silla y hace muchos aspavientos, enfatizando lo rarísimo que le resultaba que la ansiedad y el estrés se invitasen solos a aquella vida que aparentaba perfecta.

En el año 2017, Yelp, su empresa, se murió, apartada del mercado por la todopoderosa Google. Pero él siguió adelante y, aunque los médicos le habían recomendado echar el freno, la pandemia le cogió con numerosos proyectos empresariales sobre la mesa. Escribió un libro titulado Teletrabajo: autogestión y liderazgo de equipo y afianzó su colaboración con Linkedin, una red social profesional en la que tiene 37.000 seguidores y en la que se fue consagrando como divulgador sobre bienestar laboral.

Pero algo le decía que el sedentarismo le seguía pisando los talones y que su vida era siempre un plan a futuro: «Estaba muy acostumbrado a plantearme todo como en el trabajo, qué puede pasar, qué hacer si ocurre esto... pero era poco consciente del presente, no estaba en él». Fue en Galicia, en un viaje para ver a una amiga enferma, donde su cerebro se reprogramó. Hizo la Ruta Dos Faros con esa amiga y con sus 120 kilos encima y empezó a sentir «la salitre en la piel, las picadas de los toxos en las piernas, el olor de los eucaliptos y los pinos, la culebrilla que aparece en medio de un muro...». Y todo comenzó a cambiar en su cabeza.

Se quedó fascinado con esa sensación tan rara para él de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Y decidió que iba a seguir por ese camino. Se planteó el reto de caminar toda la costa ibérica a pie, un total de cinco mil kilómetros, y tras un año de andarín está ya en la parte final del recorrido. De hecho, en las Rías Baixas alcanzó el número mágico de cuatro mil kilómetros sobre sus talones. Pero, ojo. Francisco insiste en que quiere ir de frente y no engañar a nadie con lo que hace: «Hago esto muy consciente de que estoy en una situación de privilegio por el trabajo que he tenido y por todos los proyectos que continúo haciendo». Así, su serpenteo por la costa española y portuguesa no consiste solamente en caminar. Sigue teniendo mucha presencia en las redes como divulgador de temas laborales y aprovecha el camino para entrevistar a empresarios o personas que creen que tienen un mensaje de impacto positivo detrás. 

Sus dos horas con Lores

Ayer, en la terraza del Hotel Carril de Vilagarcía, donde pernoctó, se entrevistó con uno de los responsables de O Graneiro de Amelia y hace unos días se quedó prendado de lo claro que tiene el modelo de ciudad el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores. «Iba a conversar veinte minutos con él y estuvimos dos horas. Fue impresionante», señala con entusiasmo.

Pronuncia muchas frases sobre la vida laboral que merecen titulares. Para empezar, y volviendo a su situación de privilegio y de que se lanzó a caminar pero sin soltar el ancla de sus proyectos, señala: «Es que lo de si tienes un trabajo que no te gusta debes dejarlo y perseguir tus sueños es un mensaje que hace mucho daño. En un instituto de Madrid leí la frase ‘si quieres puedes. Eso no es cierto’. Dejar el trabajo a lo loco puede ser devastador».

Apuesta por normalizar que el trabajo solo es un medio de vida: «No tiene que hacerte feliz, basta de romanticismo con eso». Y, antes de coger su mochila y reconocer que se siente cómodo cuando lo comparan con Forrest Gump, le deja un recado a los de arriba y los de abajo: «El jefe no tiene que ser el psicólogo del trabajador ni tratar de hacerlo feliz. Basta con que no lo putee».