Recuperación exprés de los ríos tras la lluvia que dejó Ana en la provincia

María Hermida, M.S., R.R. PONTEVEDRA / LA VOZ

BARRO

Ramón Leiro / María Hermida / Marcos Gago

Impresionante cambio de imagen de la cascada de Barosa o del cauce del Verdugo y el Con

11 dic 2017 . Actualizado a las 09:02 h.

Quizás la sequía tarde en borrar su huella, pero lo que está claro es que el paso de Ana por el norte de la provincia de Pontevedra logró cambiarle la cara al paisaje. Lo contaba ayer bien Miguel, de Protección Civil de Portas, que hacía alusión a las incidencias variopintas registradas y reflexionaba: «Non parece o mesmo sitio que a semana pasada». Razón no le faltaba para hablar así. Pongamos ejemplos llamativos. En Barosa (Barro), la cascada que hace unos días estaba prácticamente desaparecida ayer rugía con más fuerza que nunca. Igualmente, el Verdugo (en Ponte Caldelas), ese que generó tanta polémica por el trasvase de agua a Vigo, se desbordó y obligó a retirar algunos vehículos para que no quedasen anegados. El cambio de imagen era perceptible también en la estación de bombeo del Lérez, en la capital pontevedresa, en el cauce del Con, en Vilagarcía, y en el entorno de la playa fluvial de Vilatuxe, en Lalín, que se inundó.

Aunque los servicios de emergencias de la comarca de Pontevedra, de O Salnés y de Deza-Tabeirós anduvieron a cien todo el día por las enésimas llamadas de socorro -sobre todo para que se retirasen árboles y uralitas o para que se subsanasen pequeñas inundaciones-, al cierre de esta edición no se habían registrado incidencias relevantes. Quizás por eso, y porque todo el mundo era consciente de la necesidad de la lluvia, el aguacero y vendaval dominical se tomó con resignación. Es más, hubo quien, saltándose todas las recomendaciones, se acercó a sitios peligrosos en días como ayer. Por ejemplo, sobre las cinco de la tarde y con un vendaval considerable, había varias personas en Barosa haciéndose fotos al borde de la resucitada y bella cascada. Tampoco faltaron algunos viandantes en las calles. Los que salieron a pasear a mediodía se toparon importantes balsas de agua en Vilagarcía, en zonas como Rey Daviña. Y lo mismo pasó en Caldas, en la calle Real, y en distintos puntos del casco urbano de Marín.

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