Matanza equina en los montes de Cuntis, A Estrada y Cotobade

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

CERDEDO-COTOBADE

Victor Espiño

Noviembre del 2010 fue un mes negro para los caballos que viven en libertad en varias zonas de la provincia pontevedresa: una treintena cayeron víctimas de tiros y cuchilladas que quedaron impunes

01 feb 2021 . Actualizado a las 20:47 h.

2 de noviembre del 2010. Junto a una ruta de senderismo en la aldea de Vilar de Mato, en Cequeril (Cuntis), aparece el cadáver de una yegua con un tiro de escopeta bajo sus zancas, a la altura de los órganos vitales. Días antes se había localizado otra potra muerta en la misma zona, con varias heridas provocadas por una escopeta de posta en la cabeza y en el cuello. Los dos animales son de la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo, que organiza en A Estrada la celebración homónima, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. Los caballos gustan en el curro, pero no tanto cuando se buscan el sustento en propiedades ajenas.

Días después, tristemente, la masacre continúa con un espectáculo dantesco en el Monte Coirego, en la zona de Cotobade. 25 caballos aparecen muertos en los bosques del entorno. A muchos les dispararon de lejos, con un rifle del calibre 22. En esta ocasión son reses mostrencas, sin dueño reconocido que pueda hacerse cargo de las pérdidas que pudieron haber alimentado semejante barbarie.

A mediados de mes, la crónica negra se completa con dos potros más de Sabucedo acuchillados en Codeseda (A Estrada).

En todos los casos se habló de investigaciones abiertas, pero todas se cerraron sin imputados y sin condenas. Las matanzas quedaron impunes y el problema continuó reproduciéndose con mayor o menor virulencia.

Según explica Iván Sanmartín, asesor jurídico de la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo, en estos casos el asunto siempre se denuncia en la Guardia Civil, pero no en el juzgado, porque siempre se desconoce el autor de los hechos. Pese a los rumores y habladurías señalando a vecinos cansados de las continuas incursiones de los animales en su territorio, nunca se hallan evidencias que permitan condenar a los autores de las matanzas.

No es un problema nuevo. Solo la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo calcula que en la última década ha perdido cerca de cuarenta caballos que fueron tiroteados o acuchillados en los montes de la zona de Cuntis y Campo Lameiro. «En ningún caso chegou a ter consecuencias para os autores dos feitos», lamenta el presidente del colectivo estradense, Paulo Vicente. Desde el 2018, la asociación vive una tregua en lo que a matanzas se refiere. Sin embargo, Vicente no da por superado el problema. «Só cambiaron as formas, pero os animales seguen desaparecendo», cuenta. Según asegura, el colectivo Rapa das Bestas pierde cada año entre veinte y treinta cabezas de ganado que se esfuman de los montes sin dejar rastro. La asociación sospecha que muchos potros menores de un año -cuando aún no cuentan con microchip- son vendidos a tratantes por personas que no son sus dueños legítimos y muchas yeguas son robadas. «O control non é excesivo e non é difícil darlles saída», comenta.

Paulo Vicente reconoce que seguramente la impotencia de muchos propietarios ante la presencia de caballos en sus terrenos puede estar en el trasfondo del problema de los robos y matanzas. No obstante, recuerda que los animales de la Rapa están debidamente identificados con microchips -y algunos con dispositivos GPS- y que, en caso de que provoquen daños, estos son asumidos por el seguro contratado para estos casos.

Desbroces y cierres

«Gustaríanos que a administración atendera máis ao problema do gando equino nos montes da zona. Hai que facer rozas para que os animais teñan alimento no monte e non baixen a outras zonas, facer máis peches e vixiar as desaparicións, que son continuas e ninguén fai caso delas», dice Paulo Vicente.

Otros ganaderos, en cambio, llegan a empatizar con los autores de alguna de las matanzas. Es el caso de Daniel Ángel Fraguas, ganadero, tratante y organizador de la Rapa de Cuspedriños, en Cerdedo-Cotobade. «Eu mesmo tiven gando sen identificar hai anos e aínda agora nesta zona hai ducias de cabalos nos montes sen chips. Son a maioría. Non vou dicir que estea ben, pero no caso dos 25 cabalos que apareceron mortos no Monte Coego no 2010, algo de razón podían ter. Os gandeiros tampouco podemos ir de vítimas, hai que ir coa realidade por diante», comenta. Según explica, en aquel caso era vox populi quién podía haber sido el autor de la matanza. «Avisara en repetidas ocasións aos donos dos cabalos de que llos sacaran de onde tiña el o seu gando. Xa non é que os cabalos lle baixaran un día. É que se asentaran alí e xa non subían para o monte a nada. Os donos non miraban por eles. Case se pode dicir que non lle mataron os cabalos, deixáronos morrer», explica Fraguas. A raíz daquelo algúns pecharon os montes. De algo serviu...», defiende.