El Capi, un guerrero de veinte años de Poio que se marcha dando una lección de vida

POIO

Una enfermedad hizo que Alfonso Bellón no pudiese ser independiente, pero no le robó ni el optimismo ni la capacidad de amar a los suyos. Un equipo de triatlón le recompensó su valentía
11 feb 2022 . Actualizado a las 14:35 h.El mundo es hoy un poquito peor. Lo es porque, en el municipio pontevedrés de Poio (concretamente, en Raxó), murió una de esas personas que hacen que todo parezca mejor. Falleció Alfonso Bellón Gómez, al que apodaban El Capi por una preciosa historia digna de ser contada. Tenía solo veinte años y también una enfermedad durísima, distrofia muscular de Duchenne, que le hizo sufrir lo suyo hasta quitarle del todo su independencia. Esa dolencia nunca pudo robarle su mente despierta y positiva y su enorme corazón. Hoy son muchos los que le lloran. Y lo hacen conscientes de que se marchó alguien que, con su capacidad para tener siempre una sonrisa en la boca, dio una enorme lección de vida.
Alfonso Bellón era un niño de preescolar cuando le detectaron la enfermedad. Inquieto y amante del deporte, su vida empezó a verse limitada por la dolencia. Su madre, Beatriz, ejemplo de fortaleza, trató de suplir con su apoyo todo lo que le iba quitando la distrofia. Poco a poco su estado de salud fue empeorando. Pero eso no le convirtió en un niño triste ni en un adolescente apesadumbrado. Todo lo contrario, tenía una capacidad desbordante para animar a todos los que le rodeaban. Lo cuenta así Carlos Sánchez, presidente del Club de Ciclismo y Triatlón de Poio, que reconoce que está destrozado porque perdió «a alguien que quería como a un hijo».
Explica este hombre que un familiar de Alfonso estaba ligado al club que él preside. Entonces, él, los demás directivos y los deportistas se empezaron a fijar en la capacidad que tenía Alfonso, que apenas podía salir de casa, de animarles de todas las maneras posibles, bien a través de mensajes en las redes sociales, de WhatsApp o lo que fuese. Y, un día, decidieron que esa maravillosa forma de ser del rapaz tenía que verse recompensada. Le nombraron capitán de todos sus equipos. Pusieron su nombre en las equipaciones, le regalaron una camiseta y pasaron a apodarle El Capi.

Lograron hacerle bien feliz. Lo contó el propio Alfonso en su Facebook con emoción, en el que decía: «Mi madre siempre dice que cuando menos te lo esperas todo llega...y cada vez que veo en esta camiseta debajo de la bandera gallega mi nombre puesto ni os imagináis lo que me hacéis sentir. Grande, feliz y cada vez con más ganas seguir adelante». Todo ello ocurrió hace ya varios años. Sus lazos con el club de triatlón se fueron estrechando cada vez más y, cuando a Alfonso la enfermedad le llevaba al hospital, sus compañeros le visitaban. En teoría, iban al sanatorio para darle ánimos. Pero al final era El Capi el que les imprimía fuerza a ellos. Desde que conocieron la noticia de su fallecimiento, los miembros del club están pensando ya en nuevos homenajes. Mañana van a guardar un minuto de silencio en su competición y pronto quieren hacer una prueba que lleve su nombre y perpetúe su recuerdo. «Alfonso se merece todo, personas así son irrepetibles. Era muy grande», dijo el presidente.
La enfermedad de Alfonso mostró su peor cara en los últimos tiempos. Y a su familia le tocó asumir que Alfonso se marcharía a una edad en la que todavía debería estar cumpliendo sueños. Fiel a su forma de ser y al enorme amor que desprendía por su madre (a la que dedicaba continuamente palabras bonitas en las redes sociales) y por el resto de su familia, antes de marcharse quiso asegurarse de que iban a estar bien. Le dijo a su mamá que se iría tranquilo si ella prometía ser feliz. Y, tras su muerte, ella escribió en las redes que llorará mucho, pero que sonreirá por haberle tenido como hijo.