Lores visita un banco... de sentarse

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral CRÓNICA

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón leiro

31 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Un palo, me han regalado un palo!», era el grito eufórico de un niño en un anuncio de televisión que causó furor en el año 2013. Pues ayer, el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, podía haber gritado algo así como «¡un banco, fixemos un banco!». No, no es que se haya lanzado al negocio financiero. Es un banco para sentarse claro. Y en plena Ferrería.

El caso es que el cronista tiene en mente que la cumbre de las visitas/inauguraciones surrealistas de la historia reciente del Concello de Pontevedra fue aquella vez en que el alcalde acudió al puente de Eduardo Pondal bajo la avenida de Vigo para comprobar el resultado del soterramiento de un transformador de Fenosa. Corría septiembre del 2011, y cuando los periodistas llegaron al lugar se encontraron con... un trozo de acera. Claro, el transformador había desaparecido bajo tierra y aquella visita era para ver exactamente eso, un pedazo de acera. Grande, eso sí, pero acera al fin y al cabo.

Ayer no se alcanzó aquel nivel, pero casi. El alcalde acudió a la plaza de A Ferrería a ver «o resultado do banco corrido no muro de peche do xardín de Casto Sampedro», según contó el propio Concello. Tal vez era demasiado abochornante decir que acudía a inaugurar un banco, y se utilizó el eufemismo de «visitar a obra», o de «ver o resultado».

Y que conste que no se trata de cuestionar la obra realizada, que es todo un acierto. El banco corrido, con asiento de madera similar a los que se instalaron en la plaza peatonal frente al Hospital, era absolutamente necesario y será un éxito seguro.

Lo que trasluce la visita/inauguración de Lores al banco es que no hay demasiadas obras que llevarse a la boca en estos momentos -y no será por anuncios de proyectos-, y por eso tiene que conformarse con acudir a «ver o resultado do novo banco». Es lo que tienen estos años que quedan un poco desconectados de las citas electorales. Se programa, se anuncia, se proyecta... pero todo queda para más adelante, para visitar/inaugurar más cerca de los comicios. Y claro, ahora hay que conformarse con un banco. O con un palo, como el niño del anuncio.