Furor por las renovadas piscinas, que suman ya tres mil abonados

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

Pese a no abrirse aún las instalaciones, las altas crecen sobremanera día a día en la caseta comercial habilitada para tal fin

11 oct 2019 . Actualizado a las 09:50 h.

Hace ya unos años que dos palabras parecen ir unidas a la ciudad de Pontevedra: peatonalización y deporte. Que triunfa todo lo que tenga que ver con la práctica deportiva está claro. Basta ver lo que está pasando con las piscinas de Campolongo y todo el complejo deportivo de uso público unido a ellas. Se está llevando a cabo una remodelación de este espacio y está anunciada la apertura para principios de octubre. Sin embargo, pese a no abrir aún, en la caseta comercial que se ha habilitado para atender a los usuarios y tramitar altas -ubicada en la plaza de Galicia- no dejan de trabajar. El director del complejo afirmaba ayer que ya se alcanzaron los tres mil abonados, que era el objetivo que se marcaba la empresa Serviocio Beone -concesionaria de las instalaciones- para cuando todo estuviese ya en marcha.

¿Por qué causan furor las renovadas piscinas? No es difícil imaginarlo. Para empezar, y tras años sufriendo las carencias de un complejo deportivo que se había quedado obsoleto, los ciudadanos por fin tendrán un espacio de uso público en condiciones con piscinas y amplias zonas deportivas en el centro de la ciudad. Para continuar, se ha hecho una bajada generalizada de las tarifas para atraer al público y se ha reforzado sobremanera la parrilla de actividades y servicios que tendrán los abonados.

Todos estos factores deben estar detrás del tirón que están teniendo las renovadas piscinas -la inversión que se está ejecutando, que casi es sinónima de hacer un edificio nuevo, asciende a cinco millones de euros-. «Venimos a preguntar pero de antemano creemos que nos daremos de alta. Siempre pensamos en venir con los niños a la piscina, pero no nos animamos hasta ahora...», decían unos padres que guardaban cola en la caseta comercial de Serviocio. «Estoy deseando que reabra», indicaba una persona mayor, que ya era socia y que simplemente venía a preguntar por la ansiada fecha en la que volverá a nadar.