«Mamá, ¿cuándo volvemos a pasear al perro de la protectora?»

PONTEVEDRA CIUDAD

N.D.A.

Os Palleiros de Pontevedra permite llevar a dar una vuelta a los canes del refugio durante dos horas tres días a la semana

18 may 2021 . Actualizado a las 13:27 h.

A las cuatro y media de la tarde del sábado, los coches empiezan a llegar a la Asociación de acollida e adopción Os Palleiros en Pontevedra. Las personas esperan en la puerta mientras el personal del centro va preparando los perros uno a uno para su hora del paseo. Tras la verja, los niños son los más impacientes. También los canes que ya han salido, agitan el rabo y ladran como queriendo avisar al resto de que empieza la ruta. Sara y Lucas López tienen seis y ocho años y cada día piden a sus padres un perro. Así que antes de tomar esa decisión, hay que saber la responsabilidad que eso supone. Este es un buen comienzo. Así lo piensan ellos, que después de unos minutos en la puerta reciben a Leo. Agarran la correa y escuchan la advertencia de otras familias que ya lo conocen: «Cuidado con él, que le encanta el agua y va de cabeza, es juguetón». Minutos después comprobaron como una charca es suficiente para que se embarre y disfrute como en la mejor de las playas. El paseo arranca por el entorno y durante dos horas, Leo, un cruce de podenco y perro de aguas, se olvida de su rutina, mientras Lucas y Sara agarran la correa con firmeza siguiendo el interés del animal. «Leo, ¿quieres jugar», le dice la menor de estos hermanos con un palo en la mano. Este perro es uno de los 80 que hay en Os Palleiros, que además tiene otros 25 en casas de acogida «porque tienen alguna patología y necesitan cuidados más específicos», explica la responsable de la asociación, Gloria Cubas, que hace diez años empezó con esta iniciativa de los paseos y solo la pandemia o el mal tiempo la detuvo.

Hasta el año pasado eran grupales, pero el covid también ha interferido en esto y ahora deben de ser individuales. Se organizan los martes, jueves y sábados por las tardes y estos tres días son suficientes para que todos los perros del centro puedan rotar y salir. El único «riesgo», encariñarse demasiado con ellos. Pero también para eso hay cura, volver otro día. Mientras paseaba a Leo esa era una de las cosas que más le preocupaba a Lucas. «¿Cuánto tiempo nos queda para dejar a Leo?», repetía continuamente sin despistarse de la correa. Era su primer contacto con un perro y no podía estar más orgulloso de lo bien que los estaban pasando este perro, que hace un año y medio apareció abandonado por la zona y desde entonces vive en Os Palleiros.

Además de estos paseos, existe la posibilidad de apadrinar uno de ellos y poder llevártelo a pasar el día lejos de la protectora. Pero incluso esa solidaridad está desbordada. «No tenemos perros para apadrinar, hay más interesados que animales, así que ofrecemos la posibilidad de ser socios y colaborar con una aportación económica  y puedes llevártelo a pasar el día contigo», comenta Cubas. Os Palleiros cuanta con una subvención de 27.000 euros del Concello de Pontevedra, pero sus gastos anuales rondan los cien mil euros. 

La actividad es para todos los públicos, pero siempre es mejor informar de si se tiene experiencia o no cuidando animales. «Cuando es la primera vez no puedes llevar un perro muy grande que no sea sociable, siempre buscamos el más adecuado», comenta Cubas. A lo largo del paseo Leo se cruza con otros animales de la asociación y aunque Lucas y Sara intentan que no se vaya con ellos, él se quiere unir a sus amigos. Aunque los niños son los protagonistas en muchos de estos paseos, Gloria Cubas advierte que no tramitan adopciones cuando es el capricho de un niño. Por desgracia, sabe como acaban estas historias con más frecuencia de la que deberían. «Siempre tiene que venir un adulto y el proceso es muy sencillo, tienen que pasar una entrevsita para ver cuál es el perro que mejor se adaptaría a su tipo de vida. Si quiere un perro y es muy deportistas, no podemos darle un tranquilo», explica Cubas, que en estos diez años al frente de Os Palleiros ha visto como abandonaron perros en las puertas de la protectora o los lanzaron por encima de la valla. Muchos de los que inician el proceso de adpoción acuden antes a estos paseos para ver como se relacionan con los animales. 

Poco antes de que el reloj llegue a las seis y media y el paseo toque a su fin, Sara y Lucas preguntan: «Mamá, ¿hemos sacado muy buena nota paseando a Leo, cuándo podemos volver a la protectora?». A ellos, como a muchas otras familias, las dos horas le han sabido a poco y ya esperan la próxima salida para llevar a Leo a chapotear.