El cuento de la Librería Seijas tiene un final feliz en Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA /LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

El negocio seguirá vivo con Alba Blanco tras la jubilación de los fundadores

07 jun 2021 . Actualizado a las 11:27 h.

El cuento de la Librería Seijas tiene un final feliz, como casi todas las historias de la infancia. Es cierto que Nenuca Gallego y Manuel Seijas bajarán para siempre la verja de la que fue su casa durante 40 años, pero la idea de pasar cada día por delante y ver colgado el cartel de Se alquila era algo difícil de digerir para estos amantes de la literatura. Durante meses tuvieron colgado en su escaparate un enorme letrero en amarillo: «Se traspasa por jubilación». Nenuca y Manuel escribían su última página laboral después de cuatro décadas moldeando a los lectores del futuro. Toca descansar y como dice esta abuela: «Le voy a dedicar todo el verano a mi nieto Teo, como si tenemos que disfrazarnos de indios. Este verano es para él», apunta Nenuca, que desde hace un mes está feliz con el desenlace que ha escogido para su «cuento». Habrá una segunda parte de esta primera edición de la Librería Seijas.

El lunes arrancará la segunda parte de esta vida de cuento con otra protagonista, pero con la misma esencia y el mismo escenario. Alba Blanco será su heroína. Está estos días en el fondo de la librería haciendo un más que laborioso traspaso. Entre cajas de libros y albaranes pasa la jornada en la que desde la próxima semana será su casa. «Tuvimos seis o siete candidatos, pero cuando Alba nos dijo que estaba interesada fue una conexión, la escogimos por afinidad con ella», apunta Nenuca Gallego, que asegura que esta licenciada en Bellas Artes e ilustradora «lo va a hacer fenomenal». «Creo que tiene una sensibilidad especial, con ella nos ha tocado la lotería», explica Gallego, que espera que este cuento sea interminable: «Todos venían con muy buenas intenciones, pero ella hizo que encajase el puzle». Y el cartel de Se traspasa desapareció para volver a dejar pasar la luz por su escaparate.

Alba es un manojo de nervios. Vive entre libros e ilustraciones desde niña, cuando ya soñaba con que algún día podía tener una librería. Después de 15 años parando en este local de la avenida de Vigo, 13, decidió dar el paso. La librería Seijas no podía cerrar, al menos definitivamente. Así que lo consultó con su pareja y decidió dar un paso al frente. «Me encantaba ver el escaparate, estoy enamorada de Seijas desde que la conozco», explica la ilustradora, que hace mes y medio decidió continuar con la saga. Ella está feliz y Nenuca y Manuel, también. Desde el lunes, Alba será la dueña y ellos, sus clientes. «Voy a echar de menos a los clientes, que acabaron siendo amigos, y a los niños. Esto es como un hijo que gestas, pares y ves como crece y se independiza. Me da mucha pena, pero ha llegado la hora de pasar página», comenta Nenuca, que durante los últimas cuatro décadas ha leído todos los libros que colocaba en sus estanterías. Aunque tiene ejemplares de literatura de adultos, está especializada en infantil y juvenil.

Experiencia para escoger

Por sus manos han pasado miles de niños y otros tantos libros. «Yo en casa tengo un sillón para leer lleno de libros y recuerdo que cuando mi hija pequeña era una niña, decía a veces ‘Papá, mamá encontró un libro que le gusta'». Así resume Nenuca parte de esa pasión por los libros y de como ponía en corazón en cada selección. La experiencia y su formación de maestra le ha dado, al igual que a su marido Seijas, las claves para llegar al corazón lector de miles de pontevedreses, además de estar detrás de eventos como el Salón del Libro.

Desde el lunes su lectura será por placer, aunque estos primeros días ayudarán a Alba en la transición y atenderá «un par de compromisos literarios pendientes». Durante unos días, la librería estará a medio gas porque la nueva propietaria le dará una mano de pintura y acabará de llenar unas estanterías que estos días están reorganizándose para escribir un continuará. «Tengo que estar a la altura de Nenuca», repite Alba antes de seguir ordenando.