La heroicidad de Túnez se queda sin premio tras vencer a Francia (1-0)

Túnez y Francia se veían por primera vez las caras en la Copa del Mundo. Con el permiso del duelo entre Inglaterra y Gales del martes, el encuentro entre africanos y europeos tenía un aroma a derbi. Seis jugadores del once inicial de Kadri nacieron en el país galo. No fue de la partida el capitán tunecino, Youssef Msakni, tercer máximo rematador al término de las dos primera jornadas. El líder en este apartado, Kylian Mbappé, también esperaría su turno en el banquillo. Mandanda, al igual que ocurrió en el tercer partido de la fase de grupos del Mundial de Rusia, volvió a defender la portería de Francia. Era su primer partido de titular en dos años y, además, el meta nacido en Kinsasa se convertía, a sus 37 años, en el jugador más veterano en vestir la camiseta de Les Bleus.

Aunque, más que a la estrella del PSG, Francia echó de menos sobre el césped del Estadio de la Educación a su principal socio: Antoine Griezmann. El futbolista del Atlético de Madrid ha actuado como un híbrido entre centrocampista, mediapunta y segundo delantero ante Australia y Dinamarca. Su desempeño en esta función generó espacios y asistencias a los hombres de ataque. Fofana, Gendouzi y Veretout no lograron paliar la ausencia de Griezmann, pese a estar bien escoltados por Tchouaméni, el único jugador que resistió en la alineación de Deschamps durante toda la fase de grupos. 

Túnez se midió al coloso de su grupo con el reto mayúsculo de batirle y, a su vez, esperar un empate entre Dinamarca y Australia. Kadri también movió piezas en su tablero con hasta seis novedades con respecto a su crucial derrota ante Australia. El equipo norafricano buscó un filón en el carril de Camavinga, que ocupó en Doha la posición de lateral izquierdo. 

Desde este flanco llegaron los principales ataques de los tunecinos. También a balón parado, con seis saques de esquina y varios libres directos prometedores en la primera mitad. Uno de sus primeros intentos acabó en un remate acrobático de Ghandri que superó a Mandanda, pero el colegiado, el neozelandés Matthew Conger, señaló fuera de juego. 

Fue un inicio ambicioso para Túnez, que trató de contener el ataque de una Francia plagada de centrocampistas. Lo consiguió en gran medida con la primera mitad, a costa de un gran esfuerzo en lo físico. En ataque, se asomó a los dominios de Mandanda con centros discretos. También lo intentaron al contragolpe, con el delantero Khazri como referencia. El futbolista del Montpeiller generó espacios, se escoró para habilitar a los hombres de segunda línea y, en definitiva, ejerció como líder. 

Entrada la segunda mitad, llegó la recompensa al ímpetu tunecino. Y, como si de una metáfora se tratase, el primer gol de Túnez en el Mundial nació fruto de una relajación de Francia en el círculo central. Skhiri bregó con Fofana por el esférico y, finalmente, logró arrebatarle el cuero. En un abrir y cerrar de ojos, Khazri recibió en línea de tres cuatros, arrancó una galopada, superó en velocidad a Varane y consiguó armar un disparo ajustado, raso, al poste izquierdo de Mandanda, antes de que Disasi llegase al corte. Túnez marcó su ansiado gol y, por momentos, estaba clasificada. Tras la celebración, el héroe acabó su misión. Jebali entró en su sustitución al terreno de juego. 

Al los cinco minutos, los tunecinos recibieron malas noticias desde el Al Janoub. Leckie adelantaba a Australia contra Dinamarca y dejaba sin premio la machada. Deschamps agitó el árbol y trató de espabilar a los suyos con tres cambios. Se retiró Varane, señalado en el tanto tunecino, por el prometedor Saliba. También entraron dos titulares habituales como Rabiot y el peligroso Mbappé. El público del estadio, con presencia mayoritaria de hinchas de Túnez, ofreció pitidos al astro galo en sus primeras intervenciones, en un cóctel de temor y repudio. 

Túnez  había hecho lo más difícil. Solo le quedaba manejar los nervios, gestionar su ventaja, y esperar que Dinamarca le hiciera un favor con el tanto del empate. Mientras, en el Estadio de la Educación, el conjunto norafricano bajó las pulsaciones tras el gol de Khazri. 

Deschamps siguió a lo suyo: sumando efectivos al ataque francés. Entraron Griezmann y Dembelé. Ya con semejante trío, la vigente campeona mundial se hizo dueña del partido. Túnez se mentalizó para pasar un cuarto de hora complicado. Dembelé, desde fuera del área, dio el primer aviso en la primera intervención de mérito de  Aymen Dahmen.

A dos minutos del final llegaron dos acciones que pudieron cambiarlo todo. Mbappé entró en el área, superó a un rival y probó a Dahmen. Al mismo tiempo, Cornelius mandó el esférico por encima del travesaño de la portería australiana. La sociedad entre Mbappé y Griezmann empezó a encontrarse. Una excelente combinación entre ambos acabó con una cesión para Muani. El futbolista del Eintracht preparó un fuerte disparo que pasó cerca del poste del marco tunecino. 

Llegaba el tiempo de prolongación. Ocho minutos para el Túnez - Francia y seis para el Australia - Dinamarca. Pese a que los nórdicos se aproximaron en dos ocasiones al marco oceánico, los socceroos mantuvieron su gol a favor y se clasificaron para octavos.

Todavía quedaba emoción para la hinchada africana. Griezmann cazó un rechace a un despeje de Talbi. El jugador del Atlético cazó el esférico y superó al guardameta tunecino. Con el partido casi finalizado, tras un aviso del VAR, el colegiado anuló el tanto. Los aficionados de Túnez celebraron por todo lo alto la decisión de Matthew Conger. Pese al disgusto, habían cumplido con su parte del trato: ganar a la vigente campeona del mundo.

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