Francia ejecuta el plan perfecto

X.R. Castro

RUSIA 2018

JEWEL SAMAD

Los galos alcanzan la final con un gol de Umtiti, un Griezmann imperial y una actuación coral

10 jul 2018 . Actualizado a las 23:57 h.

Francia disputará la tercera final de una Copa del Mundo de su historia. En un partido inmenso ejecutó el plan perfecto para deshacerse de la temida Bélgica. Lo hizo marcando de estrategia con un actor inesperado en medio de tanto talento como Umtiti, marcando los tiempos del partido de la mano de un Griezmann con mando en plaza en el centro del campo y de un trabajo coral que permitió ver a Giroud cortar balones en la frontal. Un compás que Hazard, el mejor de los belgas, no pudo sortear ni cuando Roberto Martínez buscó desde las bandas un centro lateral que resquebrajara las costuras del rival. Imposible.

Puede que el partido tuviera menos fútbol del que anunciaba semejante cartel, pero la contienda fue una delicia. Los diablos rojos abandonaron su atrevimiento para reforzar la línea defensiva con un cuarto elemento, pero el dibujo de poco sirve cuando el instinto va por delante. Con Hazard al mando, Bélgica comenzó metiendo en apuros a los galos a base de centros a ras de suelo y al corazón del área, aunque la mayor ocasión la firmó Alderweireld con un obús a la media vuelta que llevó a Lloris a hacer una de las paradas del Mundial.

Francia no se sofocó. Aguantó con las líneas muy juntas y retrasó a Griezmann hasta el medio campo para disparar la contra. Fue una jugada maestra de Deschamps, porque cada vez que salían, los galos volaban.

Pero además, la posición y las acciones del Principito cargaron de valentía a sus escuderos, que dieron un paso al frente, comenzaron a tocar y acabaron el primer tiempo en campo contrario con Mbappé, Giroud y el propio Antoine avisando. Incluso Pavard, el lateral derecho, disfrutó de un uno contra uno con Courtois del que salió ganador el belga.

El seleccionador ilerdense de los diablos rojos subió la línea de su equipo a la vuelta del vestuario, pero su plan sufrió una bofetada descomunal a balón parado. En la primera llegada bleu Griezmann se fue al banderín de córner, metió el balón al pico del área pequeña y adelantándose a las torres belgas emergió Umtiti para marcar con un certero cabezazo. Una vez más, la pelota parada marcaba tendencia en el Mundial.

Y a favor de obra Francia fue un equipo de vídeo para las escuelas de fútbol, con tan solo dos deslices en la interminable media hora final: los centros laterales de Mertens cuando entró en el campo y un par de pelotazos sin sentido que permitieron a los belgas una secuencia de ataques continuados.

Todo lo demás fue un ejercicio soberbio de cómo guardar un gol con siete llaves. Los centrales estuvieron imperiales en el juego aéreo, Kanté y Pogba lo barrieron todo, Giroud y Mbappé se transformaron en defensas y Griezmann dio una clase práctico de lo que significa pausa en el mundo del fútbol. Un plan que incluso le pudo reportar el segundo gol a la contra, especialmente en un remate de Tolisso que desvió Courtois.

Los hombres de hielo galos ni se inmutaron con los seis minutos de añadido, concediendo un centro y gracias a una Bélgica que tendrá que seguir esperando por su primera final después de haber firmado un Mundial soberbio llevándose por delante a la mismísima Brasil. Fue valiente, eligió el lado duro del cuadro y en la penúltima estación se encontró a lo más parecido al equipo perfecto que habita en Rusia.