¿Sirven las sandalias de un año para otro?

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Los podólogos advierten. No podemos rescatar sin más ese calzado del verano anterior, ni pasar de la bota a la sandalia de un día para otro. La transición al verano, indican los expertos, empieza por los pies

07 jul 2021 . Actualizado a las 14:00 h.

Con la llegada del verano, toca cambio de calzado. Pero, por mucho que aprieten las ganas de lucir sandalias, no es este un proceso que se pueda hacer de golpe, advierte el Colegio de Podólogos de Galicia (Copoga). «Hay que tener en cuenta que, con el buen tiempo, los pies tienden a hincharse y aumenta la sudoración. Por eso, si pasamos directamente de un calzado muy cerrado a las sandalias, estaremos incrementando exponencialmente la posibilidad de sufrir este tipo de lesiones», afirma Juan de Dios, presidente del organismo. Una transición que es especialmente importante para las personas diabéticas e inmunodeprimidas, que pueden desarrollar infecciones difíciles de curar. Por lo tanto, de la bota no se puede saltar al pie descubierto. Hay que buscar un calzado intermedio, como por ejemplo un mocasín o unas deportivas. Lo ideal es utilizar pinkies de algodón o de mezcla, si los zapatos lo permiten.

Sin embargo, con la nueva temporada, llegan las incorporaciones al armario. Y con ellas, la prisa por estrenarlas. Mucho ojo con caminar demasiado con esos zapatos nuevos, sobre todo ahora en verano, porque los podólogos insisten en que el pie va descubierto, sin un calcetín que actúe de barrera para proteger la piel. Pero una vez que tenemos el calzado y hemos hecho una adecuada transición, tampoco vale todo.

«Solo se puede utilizar de un año para otro si la suela no está muy desgastada y no se observan deformaciones. En caso de que se vea que el calzado está ‘viciado', hay que sustituirlo», avisan los especialistas, que apuntan, además, que esas deformaciones revelarían que la persona no camina adecuadamente, por lo que acudir al podólogo para hacer un estudio de la pisada y realizar las compensaciones con plantillas se vuelve fundamental. Tampoco debemos lucir modelos que nos aprieten demasiado, ya que un exceso de sujeción puede provocar un adormecimiento de los dedos de los pies. Lo mismo ocurre con un zapato justo de talla, que no permite una buena circulación, señalan.

¿Y las chanclas? «Están completamente contraindicadas para caminar y mucho más para correr», inciden los expertos, que añaden: «El hecho de que no tengan sujeción en el talón, provoca que en cada paso se tenga que hacer ‘garra' con los dedos para no perder la sandalia. Este gesto produce una importante sobrecarga en la fascia plantar». Por esta razón y por su inestabilidad, recomiendan los podólogos, lo mejor son las tipo trekking con sujeción en el tobillo. Y a disfrutar del verano.