Manresa sin el baloncesto no sería tan conocida. Y el Obradoiro es baloncesto de siempre. No concibo ninguna de estas dos ciudades sin sus equipos. Y pueden presumir de tener dos de las aficiones más entendidas. Quizás sea más entregada la de Sar y más exigente la del Nou Congost.
El año pasado, en el derbi contra el Breogán, cuando íbamos catorce o quince abajo y la gente empezó a empujar... Fue algo increíble. En Manresa probablemente no hubiese pasado lo mismo y la grada habría sido más crítica. Ojalá que con el tiempo se consolide el proyecto obradoirista y que cada vez vayan llegando más triunfos. Y entonces, seguramente, la gente también se volverá más exigente.
Este Obradoiro me recuerda mucho al Manresa de después del ascenso. Busca consolidarse y ha confiado en bastantes de los jugadores de la temporada anterior.
Desde Lleida, lo que me llega es que la gente es consciente de que no va a ser fácil. Y eso es muy importante. Pude ver el primer partido, contra el Lagun Aro, y el equipo me gustó muchísimo.
Rival bien armado
Que nadie espera un partido sencillo hoy. El Manresa siempre aspira a la permanencia, pero este año está ilusionando más que nunca y creo que va a aspirar a un poquito más, que va a ser incluso algo más competitivo. Además, han recuperado a dos jugadores que fueron muy importantes en el ascenso, Asselin y Javi Rodríguez. Con confianza, son muy buenos, y se entienden muy bien entre ellos. Justin Doellman está a muy buen nivel. Y ojo con Hanga, un jugador muy parecido a Deron Washington.
Acabo otra vez con las similitudes. Se enfrentan dos equipos con mucha tradición, trabajo e implicación, con dos aficiones que no piden más de lo que puede haber. Son dos plazas que respiran baloncesto. No hay un equipo de fútbol que sea competencia directa. Y en los colegios y en los institutos se practica mucho el deporte de la canasta.