El Colegio de Arquitectos desvela la riqueza patrimonial de un antiguo colegio que sigue fuera de las guías turísticas
02 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Compostela mantiene oculta desde hace décadas la que por derecho propio merecería ser venerada como una de sus grandes joyas patrimoniales. Es el Pazo dos Irlandeses, un edificio situado en el número 44 de la rúa Nova que suma casi 2.000 metros cuadrados de esplendor arquitectónico que, por deferencia de los herederos del inmueble, el guardés de la finca muestra a los visitantes procedentes de Irlanda. A este privilegio pudieron acceder ayer un grupo de personas que aprovecharon la iniciativa del Colegio de Arquitectos de conmemorar con una visita guiada al pazo el Día Mundial de la Arquitectura.
Los visitantes pudieron comprobar de primera mano la majestuosidad de la escalinata, el esplendor del jardín y el estado de la emblemática galería, tal vez el elemento del edificio más reconocible, gracias a su aparición en la película Trece Badaladas. La primera planta albergó durante años la sede de la Cámara de Comercio. Y una placa en la puerta todavía recuerda que allí se ubicó el Colegio de Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias. Entre otras ideas, los herederos del edificio se plantearon convertirlo en hotel, aunque la moratoria decretada por el Concello les impide ahora desarrollar ese plan.