Christopher J. Silva: «La enfermedad priónica detectada en ciervos causa pérdidas económicas»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Hasta ahora no hay evidencias de que pueda afectar a humanos, afirmó en el Cimus

16 feb 2019 . Actualizado a las 19:22 h.

«No hay ninguna evidencia de que la enfermedad priónica detectada en ciervos se transmita a humanos, como ocurrió con la de las vacas locas. La carne de ciervo y otros cérvidos, que se vende para consumo en establecimientos de alimentación, está bien controlada. La procedente de la caza puede sin embargo no estar controlada; por eso lo mejor es evitar el consumo de esa carne sin garantías procedente de la caza de cérvidos», manifiesta Christopher J. Silva, investigador experto en el tema del Western Regional Research Center, del Departamento Agricultura de los Estados Unidos. Habló en el Cimus sobre la experiencia con este problema en su país, invitado por el grupo de enfermedades priónicas del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), que dirige Jesús Requena, quien le presentó.

Silva interviene esta semana en Laguardia (Álava) en el congreso ibérico de enfermedades priónicas. Como ocurrió en el congreso internacional celebrado en Santiago en mayo, este será de nuevo un tema central en las sesiones. En España hay miles de ejemplares de cérvidos y preocupa esa dolencia, detectada por vez primera en Europa en estos animales en el 2016, en Noruega, y posteriormente en Finlandia. En Estados Unidos, Canadá o Corea la conocen también.

«En Estados Unidos está muy extendida. Una experta, Elizabeth Williams, recomendó ya en 1996 eliminar todos los animales de las cabañas afectadas para erradicarla. Así se hizo en Noruega, donde se sacrificaron más de 1.400 ciervos, renos, alces y otros cérvidos, el 6 % de la cabaña y así esperan erradicarla. En Estados Unidos, una forma de ver la extensión de la enfermedad es con Google Maps, al analizar imágenes de esos animales, pues se sabe que las hembras afectadas tienen menos crías, y otros datos, que ayudan a conocer la situación», sostiene.

En Estados Unidos «esa enfermedad priónica detectada en ciervos causa pérdidas económicas relevantes, porque repercute negativamente en el negocio de la caza y en todo lo que tiene asociado de turismo y comercio. Hay áreas rurales que se resienten mucho», explica Christopher J. Silva.

Existen diferencias con la enfermedad conocida como de las vacas locas, la priónica que más impacto internacional causó, ahora superada. «La principal es que la de los ciervos parece contagiarse más fácil a través del medio natural, no necesitan consumir piensos contaminados como ocurrió con las vacas. Por la saliva, orina o heces, los ciervos contaminan el medio y se transmite más fácilmente entre esos animales. Pero no se transmite a humanos. Y en zonas de Estados Unidos donde conviven ciervos con otras reses, como ovejas o vacas, tampoco se ha detectado contagio hasta ahora», agrega. «Se hicieron pruebas incluso en animales modificados genéticamente, para que se pareciesen a humanos en la propensión a ser infectados, y tampoco hubo evidencia de transmisión. Todo parece indicar que va a quedar como una enfermedad propia de los cérvidos», sostiene.

En humanos, existe el riesgo de un caso esporádico de algunas enfermedad priónica por cada millón de personas al año. En los restantes mamíferos también pueden aparecer casos de forma espontánea. Es lo que se cree que ha ocurrido en Europa con los cérvidos: los casos detectados en Noruega y Finlandia eran en zonas alejadas, por lo que se cree que fueron espontáneos: «son enfermedades muy raras y no se conocen bien sus factores, pero ocurren. Por eso, lo mejor es evitar el consumo de carne no controlada, como la procedente de ciervos cazados que no haya sido analizada», insiste Silva.

Experto. Christopher J. Silva es investigador del centro del Departamento de Agricultura de Estados Unidos de Albany (California).

Priones. Las dolencias priónicas causaron impacto internacional tras la crisis de las vacas locas, que se transmitía de forma diferente a la de los cérvidos.