Pasearte

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

11 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacen falta nuevas ideas. En el siglo XII y ahora. Y si no las hubiera habido, los antepasados habrían seguido levantando dólmenes en vez de la Catedral. Porque no se trata ni de ciencia ni de tecnología, se trata de pensar, paso primigenio, conditio sine qua non.

También en concepción de ciudades, de barrios, de calles, de turismo y de compras navideñas se agradece que corra el aire. Y en el mundo del arte, ese refugio de entendidos que lleva siglos intentando abandonar ese pedestal elitista que en nada le favorece.

Métase ambas cosas -la necesidad de nuevas ideas y extraer el arte de su selecta concha-, agítese y se tendrá una empresa colectiva que sin duda constituye uno de los platos fuertes de Santiago en estas fechas: el Pasearte, genial iniciativa por la cual un centenar de obras de cinco galerías se exponen en los escaparates de comercios del Ensanche. Y de una manera dinámica, así que lo que usted ve hoy igual ya no lo ve mañana.

Pasearte -que por cierto tiene hasta web propia- va por su segunda edición, esa que en todos los casos inclina la balanza a favor de la continuidad o lo hace hacia el lado de la desaparición pura y dura, según sea éxito o fracaso. La primera edición, más tímida que esta, fue un paso adelante en definir a una ciudad no solo por sus enormes valores históricos y artísticos, sino también porque busca estar en la vanguardia, en la proyección al futuro.

En suma, Pasearte, junto con el ya tradicional mercadillo navideño de Carreira do Conde, está siendo un elemento dinamizador, un guiño a la sociedad, un intento original -y con buenas vibraciones- de salir de la rutina navideña. Una idea que permite lo dicho: crear ciudad. No se lo pierda.