San Lourenzo reflota como cotizada zona de retiro de británicos y belgas

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Alquilan o compran casas en un barrio del que valoran la tranquilidad y la naturaleza

11 ene 2019 . Actualizado a las 23:35 h.

Compostela está en el punto de mira de ciudadanos norteamericanos, británicos, alemanes, suizos, belgas y portugueses que alquilan o compran casas para pasar largas temporadas en la ciudad por razones laborales o para disfrutar de sus períodos vacacionales. Una agencia de Santiago acaba de recibir el encargo de una familia belga que quiere comprar una vivienda para sus vacaciones. Entre los lugares más atractivos para ellos están O Carme de Abaixo y San Lourenzo, donde un grupo de británicos, ingleses, irlandeses y belgas han adquirido varias casas atraídos por la tranquilidad de un enclave a unos 20 minutos a pie del Obradoiro, y en el que «se escucha el canto de los pájaros y se respira naturaleza», apunta José Luis Touceda, promotor de varias passive house (casas pasivas) en San Lourenzo.

«Es un lujo vivir aquí, rodeados de tranquilidad y silencio, pero a un paso del centro de la ciudad», añade Touceda, que está pendiente de desarrollar otras cinco o seis viviendas más. «Son casas con consumo cero, se autoabastecen, y solo se emplean materiales ecológicos y se evitan aquellos que está demostrado que son cancerígenos». Este tipo de construcción está implantada en Europa y aquí es novedad, «pero es el futuro y los ciudadanos europeos demandan estas calidades».

De San Lourenzo, los europeos que se asientan elogian, sobre todo, la posibilidad de vivir «en el campo junto a una ciudad patrimonio de la humanidad. Según el día, puedes seguir las horas por las campanadas de la Catedral», explica Touceda. La integración de los extranjeros en el tejido vecinal es absoluta y, de hecho, el presidente de la asociación de vecinos es Jon Brokenbrow, uno de los ingleses afincados en San Lourenzo, quien se erige no solo en defensor de la «paz que se respira en el barrio», sino también como portavoz para reivindicar mejoras en materia de tráfico y seguridad en la zona. José Luis Touceda lamenta que el Concello no ponga en marcha un plan para adecentar San Lourenzo y recuperar un espacio que comienza a florecer, pero que «sigue teniendo problemas de okupas y de carencia de servicios, y pese a ello, los extranjeros están encantados de vivir aquí». Touceda cree que «los europeos afrontan de forma diferente esta situación, porque saben que no durará eternamente».

La llegada de capital extranjero dispuesto a comprar y restaurar viviendas, incluso en O Rueiro, está permitiendo recuperar un entorno que fue abandonado hace tiempo por los vecinos de Santiago, que huían de la humedad del río. Los foráneos han sido capaces de descubrir unos encantos que se les escapan a los compostelanos, y preparar sus casas para que lo negativo se convierta en positivo.

Quienes pasean por San Lourenzo y O Carme de Abaixo ven más luces que sombras en el barrio. Cada vez es más habitual encontrar casas con fachadas restauradas junto a otras semirruinosas, y algunas en las que los okupas se mantienen fuertes, mientras sus propietarios aguardan a que los tribunales actúen para llevar a cabo el desalojo que facilite la recuperación de los inmuebles.

«La moratoria de hoteles frena algunas ventas importantes en el casco histórico»

El director de la agencia Engel & Völkers de Santiago, Javier Corcoba, lamenta las consecuencias que para el sector inmobiliario de alto nivel está teniendo la moratoria municipal para crear nuevos establecimientos hoteleros en el casco histórico mientras se revisa el Plan Especial, y asegura que algunas casas singulares de la zona vieja no se han vendido porque «no se asume una inversión fuerte a cambio de nada o sin una garantía a corto o medio plazo».

Esta es la situación de una casa modernista de la rúa Casas Reais, que lleva mucho tiempo en venta, y por la que se piden alrededor de dos millones de euros, pero que requeriría otra inversión similar para su restauración. Se trata de un inmueble «perfecto para acoger un hotel, y que tuvo y tiene personas interesadas, pero la moratoria frena esta inversión y otras similares» en la zona vieja de Compostela, explica Javier Corcoba.

Otro de los hándicaps que está teniendo la zona noble de Santiago es el problema de los ruidos nocturnos. Los extranjeros están interesados, pero «ellos quieren tranquilidad. Recuerdo el caso de una persona que pidió alquilar en el casco histórico sin tener problemas por el coste, y dos o tres meses después se fue a otra zona más tranquila por culpa del ruido. Los extranjeros quieren tranquilidad, y las características de las viviendas no ofrecen el aislamiento necesario, así que prefieren irse a otros barrios de Santiago y alrededores que les garanticen lo que están buscando», insiste el experto.