La USC busca en otras entidades financiación para el jardín botánico

Tamara Montero
TAMARA MONTERO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

La Universidade se encargaría del proyecto científico si otros aportan para la ejecución

21 may 2019 . Actualizado a las 01:23 h.

«Podemos colaborar decididamente no proxecto, pero non podemos asumir hoxe o custo do xardín botánico». Así que la Universidade está buscando vías de financiación alternativas para recuperar el proyecto que en 1989 soñó el profesor de Botánica Jesús Izco Sevillano y que ha pasado por los gobiernos de siete rectores. Lo explica el último, Antonio López: «Estamos dispostos a achegar a información e o proxecto científico e o de xardín» si hay otra -u otras- entidades que se encarguen de financiarlo. «Por iso estamos falando, hai un movemento cidadán importante a prol do xardín botánico e boa disposición tanto das institucións como da cidadanía».

¿Cuánto costaría poner en marcha el jardín botánico? «Non se me pasa pola cabeza formularme esa cuestión porque non podemos», afirma López. Lo que sí es cierto es que se trata de una pieza enorme y depende de las actuaciones. Solo la expropiación de los terrenos, que tuvo lugar allá por el 2004, supuso un desembolso superior a los tres millones de euros.

Se trata de un proyecto no solo para la USC, sino de ciudad. Por eso la institución académica compostelana «achegará todo o que poidamos achegar»: un proyecto científico y docente para «darlle, ademais dun simple espazo verde ou recreativo, un valor docente e a efectos de investigación». El rector de la USC cree que el jardín botánico «é unha peza importante para a cidadanía, para a Universidade e para o campus» y por esto está en conversaciones para intentar desbloquearlo de nuevo.

Entre el 2011 y el 2013 parecía que el jardín empezaba a dar pasos importantes para convertirse en una realidad. El Consello de Goberno aprobaba el reglamente de funcionamiento y nombraba un director, una junta de gobierno y una comisión asesora científica. Había incluso diseñado un proyecto, formado por cuatro jardines: el de George Kamel -llegaron a plantarse las camelias que lo conformaban-; el de las Náyades, que iba a reproducir la vegetación de ribera; el de la diosa Flora, compuesto por especies raras y amenazadas; y el de las colecciones, que iba a ser una muestra de las teáceas y acidófilas que posee la USC. Todo, con un centro de acogida en un molino de cuatro muelas.

Parecía, pero no avanzó. De hecho, en el 2017, el nuevo responsable del jardín botánico reconocía que habían vuelto a la casilla de salida y que «la visión que tratamos de tener es un poco más adecuada a la situación actual». Es decir, más modesta que otros modelos que se estaban manejando, quizá demasiado ambiciosos.

En febrero se constituyó una comisión ciudadana para trabajar por la revitalización del plan que cuenta con el apoyo de la Real Sociedade Económica de Amigos do País, el Colexio Oficial de Arquitectos, la Asociación de Amigos do Museo de Historia Natural y los Antiguos Alumnos e Amigos da USC.