Haber y debe

Emma Araújo A CONTRALUZ

SANTIAGO

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el despiste y el olvido forma parte de tu ADN, una forma de sobrellevarlo, por tu bien y el de tu entorno, es tirar de listas de cosas urgentes. Y cuando por distintos motivos la economía entra en tu vida, los conceptos en sendas columnas de haber y debe son el pan de cada día. En este mundo de encierro e incertidumbre, hacer esta listas en papel o en la memoria se convierte en una forma de supervivencia, en la idea de que hay mundo afuera y que tú formas parte de él.

La crisis del 2008, las canas y las pérdidas provocaron que mi espíritu consumista hacia las cosas materiales bajase unos cuantos enteros, en parte porque creo que si hay alguna experiencia que solo debe vivirse una vez es embalar todos tus bártulos y hacer una mudanza de las que parecen de por vida.

Esta extraña realidad de parón sin plazo para su fin me provoca una transformación que no se si me asusta. Con mi primer sueldo y 24 años, las primeras compras me definieron a la perfección: una maleta grande y roja y un collar de plata con un diseño digno de museo arqueológico.

Ahora, cuando todo esto acabe, mi larga lista de haber y debes está plagada de ideas y buenas intenciones. También con ganas de salir a la calle y cartera en ristre consumir sin mesura en aquellos negocios y profesionales que a mi humilde entender están a la altura de impensables circunstancias que deberían hacernos reflexionar sobre nuestra propia fragilidad y la de pequeñas empresas que nos están sacando las castañas del fuego. A ellas, ojalá más pronto que tarde, podamos devolverle el favor a quien se lo merece y ser coherente con quien no.