Luces navideñas para aliviar el encierro

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Xoán A. Soler

Fernando Andrade, con apoyo del vecindario, anima Montouto cada noche

04 abr 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

Si algo une a las jóvenes familias son los parques infantiles. Bien lo saben en Montouto (Teo), donde el vecindario de esta zona residencial han cambiado su forma de relacionarse ahora que nadie puede salir a la calle.

La idea surgió de uno de sus vecinos, Fernando Andrade, muy aficionado a la música y al mundo del sonido, por lo que cuenta con los equipos necesarios para improvisar una verbena en toda regla. La sesión de estreno llegó con la primera quedada para aplaudir desde las ventanas al colectivo sanitario. Enseguida pensó que sería buena idea ambientar este momento de convivencia y desahogo con música, aunque en su casa no tenían muy claro si tanto decibelio era una buena opción.

Que había acertado de pleno quedó claro casi a la noche siguiente, cuando el vecindario de comenzó a seguir el compás de sus temas musicales con las linternas de sus teléfonos móviles como si de un concierto se tratase. La cosa no quedó ahí, y por el chat de vecinal comenzaron a surgir nuevas propuestas, como desempolvar el alumbrado navideño para crear un ambiente muy visible desde muchos de los balcones. Para que el espectáculo de luces y sonido mantuviese el ambiente tuvieron que posponer la cita a las 21.00 horas para que ya fuese de noche.

Genma Fernández, vecina de Fernando, le saca doble partido a esta improvisada fiesta, ya que aprovecha el ambiente que se genera en la plaza para hacer ejercicio en su terraza y sobrellevar el estado de alarma. No es la única que adaptó sus hábitos por el buen ambiente. «Incluso hay gente que cambió su horario de cena para que no coincida con la fiesta», resalta.

En el repertorio de Fernando, además de sus mensajes micrófono en mano, nunca falta la canción Resistiré y Quédate en casa, pero también temas de períodos y estilos muy variados, que tienen en común que transmiten un espíritu positivo, «porque si no, estaríamos todos amargados».

Como si fuese un locutor de radio, también recibe alguna que otra petición de un vecindario que cree que cambiará su modo de relacionarse cuando acabe el confinamiento. Mientras ese día no llega, Andrade seguirá con su idea de «echar una mano», una labor que va más allá de la urbanización, ya que su vecina Genma confirma que en la plaza hay una acústica privilegiada y algunas noches la música puede oírse en Augas Mansas y no es raro que los vehículos paren para disfrutar. La fiesta seguirá hasta que acabe el confinamiento, a no ser, reconoce Andrade, «tengamos alguna pérdida en el vecindario. Entonces, paro».