Yoon, el coreano que acabó el Camino y abrió dos restaurantes en Santiago

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

NuMaru se instaló en Mestre Mateo, y ahora también está en Vista Alegre

11 oct 2020 . Actualizado a las 00:06 h.

El Camino de Santiago siempre nos trajo de todo: desde conocimiento e historias lejanas hasta enfermedades y perros que siguen unos pies aparentemente amigos y que acaban abandonados al acabar su periplo. En su resplandeciente presente también trajo gastronomía internacional a una ciudad donde los visitantes querían comer como gallegos -pimientos, pulpo y empanada- cerrando la puerta hasta hace poco tiempo a las cocinas del mundo.

Yoon no llegó y besó al santo. Trabajaba en una empresa coreana en Andalucía y en el 2009 hizo el Camino «para pensar» sobre su futuro. Volvió a Compostela en el 2014, con su mujer Kim, y ambos concluyeron que era el momento de darle una vuelta a sus vidas y abrir un negocio hostelero en la ciudad a la que empezaban a llegar masivamente compatriotas -seis mil en el 2019-. Les pareció una buena idea que al llegar «se sintieran como en casa», y por eso decidieron llamarlo NuMaru, que significa casa de invitados especiales.

Algún coreano fue pasando por el pequeño local que abrieron hace cuatro años en el número 19 de la avenida Mestre Mateo, pero ni mucho menos para justificar un negocio que no llegaba a diez mesas entre el interior y la terraza, y que la pandemia ha limitado aún más. A los investigadores y al personal que trabaja en los edificios del Campus Vida se les puede atribuir el haber situado al proyecto de Yoon entre uno de los mejores restaurantes de Santiago y el único coreano de Galicia que ha conseguido consolidarse, con críticas excepcionales de sus comensales. «Ellos me ayudaron al principio», comenta agradecido. Poco a poco fue configurando su equipo, y ahora son siete personas que ha ido fichando al tiempo que los conocía: «Todos son clientes que me caían bien y les pedí que trabajasen conmigo», relata con un digno castellano.

Con 46 años, Yoon ha recorrido once veces el Camino y está buscando días en el calendario para atravesar España por la Ruta de la Plata. Lo tendrá complicado, porque el éxito en un restaurante pequeño significa muchas negativas cada día, y ofrecer el servicio de recogida en el local no era suficiente, por lo que el matrimonio decidió abrir otro restaurante un poco más amplio al otro lado de la ciudad, en el 58 de la calle Vista Alegre, que está en funcionamiento desde agosto después de avanzar con las obras y la decoración en pleno confinamiento.

Pero, además de una corazonada jacobea, algo tendrá la comida cuando la bendicen. El truco confesable es hacer «pocas cosas, pero muy bien». La carta es escueta pero suficiente para novatos -ojo con el picante- y vale para satisfacer a aquellos que ya acumulan experiencias en orientales. Arroz, cerdo marinado, pollo buldac, fideos de boniato, empanadillas de verduras y otros acompañamientos se pueden pedir en un menú cerrado por 11,50 euros. Comer a la carta no dispara mucho más el tique. Yoon y su equipo, por el mismo precio, es igual de majo.