Seis familias usuarias de la escuela amiense le preparan a sus hijos la comida que les sirve una monitora que contrataron en espera de que el centro tenga comedor
21 feb 2019 . Actualizado a las 18:44 h.Ortoño es una de las almas bicéfalas de Ames, ya que a esta histórica parroquia, en la que pasó parte de su infancia Rosalía de Castro, pertenecen los núcleos de Bertamiráns y Agro do Muíño, que concentran buena parte de la oferta educativa del municipio que generó el bum demográfico, pero que también dejó una escuela unitaria a punto de desaparecer. Ahora las tornas han cambiado, hasta el punto de que la unitaria de Ortoño subió de once a dieciocho alumnos este curso. Y buena parte de ellos tienen tres años de edad, por lo que podrán permanecer en el centro otros tres.
Lo que también ha variado es el perfil de las familias que escolarizan a sus hijos en este centro, que, como buena parte del censo amiense, tiene una necesidad imperiosa de conciliación, por lo que un horario de 9 a 14 horas, y sin comedor, es un escollo difícil de superar.
En Ortoño han dado un primer paso, ya que las familias de seis niños decidieron unirse para contratar a través de una empresa a una monitora que supervisa las comidas de sus hijos y les imparte actividades educativas y lúdicas entre las 14 y las 16 horas.
Para que esta iniciativa fuese posible necesitaron la implicación del Concello que, además de acometer pequeñas mejoras en la escuela, la dotó de los elementos necesarios para conservar y calentar la comida que cada escolar trae de su casa. El objetivo que ambas partes ansían es que esta unitaria, y por consiguiente también la de Covas, forme parte de la red de comedores escolares, disponible en todos los demás colegios públicos del municipio.
Las familias que optaron por este servicio deben hacer frente a un desembolso de más de quinientos euros al mes, una cantidad que por persona es inferior a la cuota que fija el Concello por los comedores escolares para la rentas más altas, un importe inasumible para muchos.
Cristian Nieto Santiago es padre de un niño matriculado en Ortoño. Él, nacido en Ames, estudió en la unitaria de Bugallido, ahora cerrada. Su recuerdo es el mejor argumento para defender a ultranza este modelo, que espera utilizar con su segundo hijo, que está en camino. «Da miña etapa na unitaria lembro a unión que tiñamos todos os rapaces porque botabamos moitos anos xuntos», relata con cariño, hasta el punto de reconocer que «os meus compañeiros daquela, son os meus amigos de hoxe». Y ya como padre, valora «o trato persoal do profesorado». Que la unitaria tenga comedor es fundamental para Pablo Blanco Teijeiro, cuya hija estudia en Ortoño porque el colegio que eligieron en primera instancia, Barouta, no tenía plaza. Pese a vivir cerca de Tapia, su segunda opción ya fue Ortoño. «No noso caso, necesitamos conciliar co servizo de comedor», explica. También le gusta el modelo educativo de las unitarias, que de forma similar también se aplica en los primeros cursos en Barouta. Para ellas defiende «o mesmo servizos que teñen os colexios». «En Ortoño, o Concello preparouno todo para poder traer a comida preparada. Agora o que falta é que as unitarias entren na rede de comedores», añade.
Elisa Álvarez, docente de profesión, cambia cada año de colegio, por lo que necesita «si ou si servizo de conciliación». Por eso se sumó al grupo que financia a la monitora. Los tres creen que si las unitarias tuvieran comedor habría más demanda y coinciden en que como el Concello distribuye los menús desde Milladoiro y Agro do Muíño, podría adaptar las rutas para llegar a las unitarias.
El aprendizaje autónomo y el número de alumnos, principales atractivos
El Concello de Ames hizo el año pasado una campaña informativa para promocionar las unitarias entre las familias con hijos en las escuelas infantiles y elaboró una encuesta especial para los usuarios de los centros de Ortoño y Covas. En el primer caso se constató que el 63 % de las personas encuestadas desconocían este modelo educativo y que en torno al 12 % del total estaría dispuesto a matricular a sus hijos en ellas. En cuanto a las familias que ya usan los centros de Covas y Ortoño, en torno al 83 % de los encuestados se declararon «moi satisfeitos» con su funcionamiento y el 17 %, «bastante satisfeitos». El 63 % reconoció como «moi importante» el modelo de aprendizaje autónomo y el reducido número de alumnos. Y un 35 % ven importante que tenga comedor.