Más de 48.000 vecinos del área de Santiago emigraron en diez años

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

ORDES

PACO RODRÍGUEZ

Suman una población similar a la que tienen las comarcas de Ordes y Barcala

20 ago 2018 . Actualizado a las 11:30 h.

Es una sangría sin fin. El área de Santiago no pierde población únicamente porque sus vecinos no tengan descendencia o porque el envejecimiento de sus parroquianos obligue a bajar inevitablemente la curva poblacional. El área de Santiago pierde también habitantes porque muchos, cada vez más, se ven obligados a emigrar. No es el siglo XX, no son las mismas condiciones ni los mismos países los que abren sus puertas a los gallegos, no es una generación con escasa formación. Y sin embargo, el éxodo sigue ahí, y no parece tener fin. En el último decenio fueron casi 50.000 personas las que hicieron las maletas: 48.439, en concreto. Y ni siquiera la recuperación económica ha frenado el proceso; el Instituto Galego de Estatística actualizó los datos e incluyó lo que va del 2018, y la sangría continúa; a mediados de año ya se habían sumado 373 a los que emigraron en el 2017. Desde el 2009 al presente año se fueron del área de Santiago tantos habitantes como los que viven en las comarcas de Ordes y Barcala. Es como si todos los vecinos de Cerceda, Frades, Mesía, Ordes, Oroso, Tordoia, Trazo, A Baña y Negreira se fueran al extranjero.

Supone, en porcentaje, un crecimiento de un 23 % en tres años, teniendo en cuenta que en 2009 eran algo más de 38.000 los que vivían fuera. La emigración, con todo, no afecta con igual intensidad a todos los concellos; se fueron en diez años un 15 % de los empadronados en Negreira y un 16 % de los que residían en A Baña, pero en O Pino y en Boqueixón el porcentaje supera con creces el 23 % del total.

Desempleo

Y no es solo un fenómeno del rural. Las ciudades y las poblaciones metropolitanas tampoco se libran de ese fenómeno enraizado en el ADN galaico. En ese período, Santiago perdió al 31 % de su población. Es el porcentaje más alto de su área de influencia. Casi 13.000 vecinos de Compostela viven en el extranjero; tantos como los que residen actualmente en Ordes. Y en Ames, se fue un 22 %, y un 22,4 % en Melide, un 22 % en Teo y un 23,3 % en Padrón.

Detrás de estas preocupantes cifras está la falta de expectativas laborales. No se van los mayores, se van los jóvenes. Por eso el éxodo es mayor en las poblaciones más grandes, donde se asientan las familias con hijos jóvenes que buscan un empleo y no lo encuentran. Lo ratificó recientemente el Informe 2017 de Afundación, que situaba a Galicia en la cola de la creación de empleo en España y lo achacaba al descenso de la población activa por la falta de relevo generacional y por los jóvenes que buscaban una oportunidad fuera.

La Xunta ha puesto en marcha programas para incentivar el retorno. El objetivo es que regresen 22.000 gallegos en tres años.

Son casi 25.000 mujeres frente a 23.500 hombres

Como el paro o la precariedad laboral, también la emigración castiga a las mujeres más que a los hombres en el cinturón de la capital de Galicia. Frente a 23.530 hombres residentes en el exterior que contabiliza en la actualidad el Instituto Galego de Estatística, hay 24.963 mujeres.

En casi todos los concellos se repite esa diferencia; solo Boimorto y Santa Comba rompen la regla; en el primero, hay 193 vecinos en el extranjero frente a 189 vecinas, y en el segundo, son 2.368 hombres frente a 2.296 mujeres. En Santiago, en cambio, son medio millar de mujeres más las que se han ido. Son otros tiempos, antes se iban los hombres y dejaban en casa solas a las mujeres.