Los eucaliptos gigantes del Chedón pronto serán pasta para papel

Rocío García Martínez
Rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

PADRÓN

Miguel Souto

Alguno de los ejemplares supera los 50 metros de altura y alcanza las 12 toneladas

14 abr 2021 . Actualizado a las 03:20 h.

Los eucaliptos gigantes que jalonan la carretera A Estrada-Pontecesures (PO-214) tienen los días contados. Después de una década de quejas vecinales, la Xunta al fin ha gestionado la tala de los árboles que a la altura del Alto do Chedón convierten el vial en una pista de patinaje.

El tramo estradense de la carretera desde San Xurxo de Vea hasta Santa Mariña de Barcala es mítico. El trazado sinuoso, la estrechez de la vía, la falta de arcén y los grandes desniveles que existen en algunos puntos con los terrenos colindantes convierten la carretera en un circuito de riesgo. La conducción se complica en invierno, cuando el viento sacude los viejos eucaliptos que crecen a pie de asfalto. Con temporal, las hojas hacen resbalar a los coches y las ramas desprendidas son una amenaza constante.

Corte de la carretera

Pero el fin de la pesadilla está un poco más cerca. La Axencia Galega de Infraestruturas, a través del Centro de Conservación de Carreteras del norte de la provincia de Pontevedra, ha encargado a la empresa Ramal Loxística la tala de los árboles situados en la zona de dominio público de la carretera autonómica. Los trabajos de tala comenzaron hace una semana y se desarrollarán en la zona comprendida entre O Empalme (San Xurxo de Vea) y Santa Mariña de Barcala. El vial está cortado de 8.00 a 20.00 horas, para favorecer el desarrollo de las labores de tala sin interrupciones.

Según apuntan desde la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade, el objetivo fundamental de la actuación es dar cumplimiento a la normativa de incendios con la eliminación de las especies pirófitas situadas en la zona de dominio público de la carretera, como acacias y, sobre todo, eucaliptos. No obstante, los usuarios aplauden la intervención, más que por la prevención de incendios, por sus beneficios para reducir la peligrosidad del vial.

Los trabajos de tala tienen un plazo de ejecución de dos meses, pero la tarea está siendo más compleja incluso de lo esperada, por lo que no se descarta que sea precisa una prórroga para poder finalizar las labores.

Al pie de la carretera hay medio millar de eucaliptos de altura imponente que, de acuerdo con las estimaciones de los vecinos, tienen entre 60 y 70 años de edad. Según explica el estradense Rubén Tarrío, responsable de la empresa maderera subcontratada para ejecutar la tala, muchos de los árboles superan los 50 metros de altura. Alguno alcanza las doce toneladas de peso. Impresiona oírlo desplomarse sobre la carretera.

Ejemplares secos y huecos

En una primera fase se talarán los árboles que se encuentran en la provincia de Pontevedra y, en otra posterior, está previsto talar también los del tramo coruñés del vial, que llega hasta Padrón. Las talas se ejecutarán en una franja de unos tres metros a cada lado de la carretera.

Según explica Rubén Tarrío, la calidad de la madera es pobre. «Os eucaliptos non están sans. Moitos están podres e, ao cortalos, velos ocos polo medio. Moitas son árbores que están secas polas puntas. Van secando de arriba a abaixo e por iso cando hai temporal se desprende tanta ramaxe sobre a estrada», explica el maderero. «Na zona da Coruña os eucaliptos están máis secos aínda», cuenta el estradense.

Rubén Tarrío desconoce cuál será el destino final que se le dará a la madera, ya que su empresa se encarga exclusivamente de la tala. No obstante, por su experiencia en el sector, augura que la mayor parte de la madera acabará vendiéndose a Ence para fabricar pasta de papel. «Poida que algo se salve para outra cousa, pero a maioría vale para triturar e pouco máis», asegura.

Una reivindicación antigua para reducir la siniestralidad en la carretera

La tala de los árboles es una antigua reivindicación de los usuarios del vial para tratar de reducir la peligrosidad del tramo del Alto do Chedón. En el año 2014 la Xunta culminó el expediente de enajenación de los árboles, considerados bien patrimonial por encontrarse en la zona de dominio público de la carrera. Cifró en 300.000 euros el precio de la madera e intentó subastarla, pero el concurso quedó desierto.

Con la tala iniciada estos días, uno de los problemas del tramo quedará solventado. No obstante, quedarán pendientes otras reivindicaciones de los usuarios, como la reparación del firme -agrietado por las raíces de los árboles-, la creación de arcenes o la rectificación del trazado, mucho más compleja.

La tala se presenta complicada por las dimensiones de los árboles y la caída obligada a la vía

Tumbar un gigante de 50 metros y 12 toneladas no es tarea fácil ni para los madereros. «Primeiro temos que facerlle o que nós chamamos un pique para darlle a caída, é un corte ca motoserra para direcionar a caída. Despois hai que facer un corte de barrido por detrás, deixando bisagra. Se así non vai, hai que meterlle cuñas e, ás veces, amarralo co cable e tirar co autocargador», explica el maderero estradense Rubén Tarrío. En este caso, además, los árboles han de hacerse caer necesariamente hacia la carretera, ya que hacia el otro lado se desplomarían en terrenos privados. Esta necesidad complica todavía más las tareas.