Las obras de la Catedral obligarán a retirar el botafumeiro varios meses

Susana Luaña Louzao
susana luaña LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Los actos de culto se verán afectados también cuando el templo se llene de andamios

18 sep 2017 . Actualizado a las 19:29 h.

Uno de los principales atractivos de la catedral de Santiago, el botafumeiro, dejará de recorrer las naves del templo durante unos meses el próximo año por las obras de rehabilitación que ahora se centran en el exterior del edificio pero que pronto se trasladarán al interior. Así lo adelantó el deán de la basílica, Segundo Pérez, que si bien no pudo concretar la fecha en la que dejará de funcionar el incensario, sí indicó que será a lo largo del 2018, «cando rematen as obras no pórtico da Gloria e nas torres e empecen as dos tellados, que van obrigar a reducir o aforo e a suprimir o botafumeiro». Será alrededor del mes de febrero cuando finalicen los trabajos que están en marcha en la actualidad y comiencen los de la cubierta, que obligarán a llenar el templo de andamios, lo que impedirá el vuelo del botafumeiro que tanto llama la atención de peregrinos y turistas, con su recorrido a través de las naves del templo a 25 metros de altura y a una velocidad de 75 kilómetros por hora.

La parte más engorrosa de las obras, porque son las que obligarán a modificar las manifestaciones de culto y las ceremonias religiosas, se alargarán durante año y medio, desde mediados del 2018 a finales del 2019, pero eso no quiere decir que el botafumeiro se retire durante todo ese tiempo, sino solo cuando los andamios ocupen el crucero de la nave. Serán, en todo caso, varios meses, aunque el calendario de las obras para esa fase está todavía por concretar. El deán reconoce que será un contratiempo para los fieles y para los peregrinos, «pero a Catedral nunca tivo unha reforma tan importante e é necesaria», precisó, consciente de que ya hay turistas a los que les desilusiona ver la fachada llena de andamios.

Reducir el aforo

El grueso de los trabajos de rehabilitación no afectará solo al funcionamiento del botafumeiro. Aunque es lo más llamativo, para la propia organización de la Catedral quizás sea más engorroso lidiar todos los días con una importante reducción de aforo. Si ahora ya es complicado dar cobijo a todos los visitantes que quieren entrar en el templo -por eso este verano se decidió abrir la puerta de los Abades para poder abrazar al Apóstol-, con las obras, la capacidad del recinto será inferior y la entrada de personas, más limitada.

Y no solo eso, habrá cultos y ceremonias religiosas, sobre todo las más multitudinarias, que tampoco se podrán celebrar en el interior de la Catedral en el período afectado por esa fase de las obras.

Pero todos esos inconvenientes tienen una fecha límite: finales del 2020, porque como ya había dicho el arzobispo, el deán confirma que los trabajos estarán listos para el año santo del 2021 con el objetivo de que la Catedral luzca en todo su esplendor para la primera cita jubilar después del 2010.

Contando desde su inicio, las obras se alargarán finalmente por un período de cinco años con una inversión de 17 millones y una intervención en cuatro fases, tal y como se acordó en el convenio suscrito en su día entre la Xunta, el Cabildo y la Fundación Catedral. El lavado de cara de las fachadas del Obradoiro y la Quintana, la restauración del pórtico de la Gloria, la limpieza de la torre del Reloxo y de las de Xelmírez y Abades, así como el arreglo de la cubierta, que incluye las capillas absidales, la capilla mayor y la capilla del Pilar, estaban entre las actuaciones previstas.

El incensario estuvo parado hace un decenio para cambiar la cuerda que lo mueve

No es la primera vez que hubo que desmontar el botafumeiro de la Catedral. Ya se hizo hace justo diez años, y entonces fue para cambiarle las cuerdas que lo elevan y lo hacen moverse de un lado a otro de la nave bajo la batuta de los tiraboleiros. Estaban deterioradas y hubo que sustituirlas por otras que fueron donadas por una empresa alicantina, con una longitud de 65 metros y 90 kilogramos de peso. Si ya entonces provocó expectación la retirada del incensario, más lo hará ahora, porque entonces fueron solo dos meses y es muy probable que el mutis del botafumeiro se alargue el año que viene algunos meses más.

Y es lógico que su descuelgue sea un incordio para la ciudad; es uno de los principales atractivos de Santiago y muchos se acercan a Compostela con el objetivo de disfrutar de ese espectáculo. Por eso los hosteleros pidieron en más de una ocasión que se ampliase su puesta en funcionamiento también a la misa de los viernes.