Los expertos peritaron las estatuas de Franco para certificar su identidad

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

El alcalde está convencido de que la familia del dictador no hará nada para devolverlas

14 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El gobierno local está convencido de que la familia Franco no dará señales de vida antes de que concluya, el día 16, el plazo para que ofrezca una respuesta en torno a este asunto. «Supoño que iso non vai acontecer», dijo ayer Martiño Noriega. La familia ha estado encerrada en su concha en todo este proceso y seguirá encerrada, según todos los indicios.

El alcalde explicó que los servicios municipales han estado trabajando en la certificación de todos los documentos que acompañarán a la probable demanda que interpondrá el Ayuntamiento. No obstante, resaltó que las estrategias jurídicas de Raxoi se conocerán en el momento en el que finalice el período de dos semanas otorgado a la familia Franco.

Aunque muchos creían que el plazo había acabado hace días, lo cierto es que solo empieza a contar a partir del recibí de la familia al requerimiento municipal. Lo presumible es que el asunto esté en su momento visto para sentencia, y en el seno municipal existe el convencimiento de que todo está meridianamente claro para confiar en que aquella sea favorable.

La documentación en la que trabaja el Ayuntamiento está depositada en la Universidade de Santiago, porque todos los papeles municipales de antes de los años sesenta fueron a parar allí.

En el planteamiento de la estrategia jurídica es obligada la propia identificación de las esculturas que están en manos de los Franco. Es una evidencia, pero hay que certificar su identidad y unos expertos están efectuando el oportuno peritaje. Lo que está claro para Raxoi es que fue más fácil llevarse las piezas, sin obstáculos ni documentos por medio, que traerlas de nuevo a Compostela. Su titular es el Concello de Santiago, que las adquirió en el año 1948 por 60.000 euros.

El Ayuntamiento no se ha puesto en ningún momento en contacto con miembros de la familia porque considera que los Franco se han apropiado de las piezas. En ese sentido, hay un expediente de reclamación abierto que culminará de una u otra forma: con la entrega familiar o con una resolución judicial.

La polémica de las estatuas motivó que no pocos compostelanos se acercaran a la exposición de Xelmírez para contemplar a Abraham e Isaac con la seria estampa de sus rostros por el sacrificio filial. Ambas esculturas fueron diseñadas por el maestro Mateo para acompañar a las otras figuras del Pórtico de la Gloria, pero en el siglo XVI fueron retiradas de la portada catedralicia. En el siglo XIX los condes de Ximonde, que habían adquirido las estatuas, se las vendieron al Concello con la condición de que permaneciesen en Santiago.

La batalla legal que va a emprender el Concello puede hacer que la presencia temporal de las piezas en la ciudad sea definitiva.