Hasta los santos brincaron con el folk

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Paco Rodríguez / Xoán A. Soler

La plaza de A Quintana vibró con la coreografía de danza urbana de la «Muiñeira de Chantada» y terminaron de armar la fiesta los conciertos de Tiruleque, Leilía y Óscar Ibáñez

23 jul 2018 . Actualizado a las 01:03 h.

El Certame Folk volvió a hacer su magia en Compostela. Algo tiene la música gallega de explosiva, porque ninguna otra consigue arañar la fibra tan hondo y prender la mecha festiva como ella. Capaz de poner a bailar a toda una plaza como A Quintana, repleta de compostelanos y de público de distintos rincones del mapa. Unidos todos al mismo son. Agarrados, del ganchete, en fila o en rueda. El festival de La Voz puso a brincar hasta a los santos que conducen a las reliquias de la Catedral que, a falta de policromía, tuvieron festa rachada hasta la madrugada.

Ellos, que no tienen pantallas ni redes sociales, nunca habían visto cómo se baila la Muiñeira de Chantada al estilo hip hop, hasta ayer. La cantante Sonia Lebedynski, presentadora de esta séptima edición, ya advirtió a los presentes de lo que iban a ver: «Os seus pés e alma danzan a carón dos seus corazóns». Y los alumnos de la Escola de Danza Media Punta de Vigo, cincuenta jóvenes entregados a la causa, así lo demostraron. Volvieron a marcar la diferencia con la coreografía que los convirtió en virales. Emocionante, especialmente en directo. La precedieron otras dos: un solo de jazz y acrobacias a cargo del que podría ser el Billy Elliot patrio, enarbolando una bandera de Galicia al son de la música de Carlos Núñez y The Chieftains; y un trío femenino que elevó el archiconocido Lela a la danza contemporánea.

Tras un pequeño impás, en el que el espectáculo se sirvió a pie de plaza, las miradas volvieron a volcarse sobre el escenario, donde se sirvieron tres conciertos de altura para cerrar el Certame Folk, un festival que cuenta con la colaboración del Concello de Santiago, la Axencia Galega de Industrias Culturais (Agadic), Galicia Calidade y Vermutería de Galicia.

Los conciertos los abrió el grupo Tiruleque. El septeto de música tradicional coruñés venía dispuesto a hacer bailar y cantar a Compostela. Y pueden decir que lo consiguieron a ritmo de rumba, de su «muiñeira jamaicana» o cumbia. «Foi unha marabillosidade estar aquí», afirmó el vocalista de la formación antes de los temas de despedida, frente a un público ya entregado.

Empezaba a refrescar la noche cuando Leilía, un grupo de «mulleres fortes, alegres e bravas», tal y como las describió Lebedynski, se subió al escenario para repartir calor a golpe de pandereta y coplas. El conjunto de cantareiras sorprendió subiendo al escenario en sus últimos temas al grupo compostelano Brincadeira, que cantó y bailó con ellas. Leilía homenajeó a las mujeres que conservaron la tradición oral y «que representan a un pasado que non queremos que esmoreza; e a vós, que sodes o presente e o futuro». Fueron aplaudidas, coreadas y elogiadas por un público que fue creciendo conforme avanzaba la noche hasta llenar A Quintana.

El cierre comenzó pasadas las doce de la noche con el espectáculo de Óscar Ibáñez & Tribo. El gaiteiro y flautista ofreció hora y media de concierto. Repasó lo mejor de su repertorio. Dieciocho temas que acabaron con la Muiñeira de Chantada... y otra vez los santos a bailar. Más dos bises de postre para acabar el festival con buen sabor de boca. Entre ellos, la Muiñeira de Poio.

Más información en la página 38, de la sección Al Sol.

Los artistas agradecieron un festival «que vela polo noso, o propio»

Lo dijo la cantante barbanzana Sonia Lebedynski y lo repitió Serxio Núñez, vocalista del grupo Tiruleque, así como otros que vendrían después. Los artistas del Certame Folk, organizado por La Voz de Galicia, agradecieron la apuesta por un festival que «vela pola música galega, o noso, o propio», en palabras de Lebedynski. Los de Tiruleque subrayaron la importancia de invertir dinero en este tipo de citas, que sirven de plataforma para los guardianes de la tradición.

«Se vos dixera que para min é unha honra estar esta noite en esta praza quedaríame corta. Tocar na casa é un pracer», dijo una portavoz de Leilía al término de su primera canción, en un concierto dedicado a las mujeres, al igual que estas Festas do Apóstolo.

Los juegos reciclados contagian a los adultos el espíritu de los niños

La animación reinó todo el día en A Quintana con los puestos de artesanía, los talleres de imanes y las propuestas lúdicas

paula hernández/ s. l.

Mayores, pequeños y adolescentes se unieron ayer en A Quintana para divertirse con los protagonistas de la mañana: los juegos hechos a partir de material reciclado. El buen ambiente y los pasatiempos consiguieron que todos se convirtiesen en niños durante unas horas con las actividades del Certame Folk.

El padre de Iria decidió llevar a sus hijos a la actividad, y fue todo un acierto. «Gústanme moito porque son xogos diferentes, aínda que só encestara unha pelota», señalaba la niña de 7 años. Eran actividades de habilidad que se les resistían hasta a los más mayores. Como a Nieves y José Carlos, un matrimonio de Jaén que disfrutaba intentando encestar en un cuenco una pelota que colgaba de un eje. «Algunos son complicados y necesitan práctica», destacaba ella.

Para muchos era la primera vez que veían este tipo de entretenimiento. Álvaro, un joven madrileño de 14 años, pasó la mañana en A Quintana con sus amigos: «Nunca había visto estos juegos, me parecen muy originales y divertidos». Los que también estaban sorprendidos y jugaban como niños eran María y Simone, dos peregrinos italianos. Él contaba que los niños le estaban contagiando su espíritu alegre y que no encontraba mejor manera de despedirse de la ciudad que jugando. Los campamentos infantiles de Vite y Conxo también se acercaron a la actividad. «Aproveitamos as posibilidades como esta para traer aos nenos», relataba Óscar, monitor sociocultural. Un taller de imanes fue el complemento perfecto y resultó todo un éxito. «Os nenos non paran de repetir e facer varios imáns», apuntaba Conchi, una de las coordinadoras

También triunfó la feria de artesanía instalada en la plaza. El presidente de la Asociación Galega de Artesáns, Manolo González, resaltaba que «é unha feira moi agradable e nun lugar excepcional». Los puestos tenían variedad de productos: bisutería hecha con resinas, artículos de cuero, textil realizado con ecoprint y artesanía en plata.

La diversión desborda la plaza en una jornada mágica

 

DAVID COSTOYA/ s. l.

El sol volvió a lucir en Compostela por la tarde con un lleno total en la praza da Quintana. El motivo: las actuaciones del mago Dani García y del clown Isaac Rodríguez, alias Peter Punk. Las escaleras del recinto, como de costumbre, se convirtieron en bancadas pétreas para grandes y pequeños. La función del mago Dani comenzó pasadas las seis, con un número de ilusionismo en el que no faltaron los clásicos de aros que se desenganchan, pañuelos que aparecen y desaparecen, y hasta una asombrosa levitación. Por supuesto, la magia fue posible gracias los ayudantes improvisados que el ilusionista eligió de entre el público. El truco final dejó boquiabiertos a todos los espectadores, pues el mago se despidió del público encogiéndose y estirándose dentro de un cajón.

Entre actuación y actuación, el escenario principal de la plaza se llenó con los integrantes de la escuela de danza Media Punta, que además de otros bailes deleitaron al público al ritmo de la Muiñeira de Chantada, una performance que arrasó en las redes sociales con una coreografía hip-hop.

La Berenguela marcó las siete y media de la tarde y después de unos estiramientos, el payaso punk comenzó a hacer juegos con pelotas, con cuerdas, y hasta construyó una estructura con paraguas. Durante los números, no faltaron las clásicas payasadas para los niños, pero también los chistes para los mayores. Peter Punk también consiguió superar el «circuito de la muerte», una serie de pruebas que tuvo que realizar a ciegas para reventar un globo. Y, por fin, presentó a su amigo Tranquilo, un esqueleto cantarín que le ayudó a despedir el espectáculo.

La soleada tarde se animó con dos funciones que arrancaron ovaciones y lograron poner más de una sonrisa a todo el mundo.