La lluvia continuada complica más aún el tráfico de la ciudad

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

Santa Comba registra el dato más elevado, con precipitaciones de 20 litros por metro cuadrado, y en Santiago cayeron siete litros

08 nov 2018 . Actualizado a las 16:25 h.

No ha dejado de llover desde primera hora de la mañana, y aunque la cantidad acumulada en Compostela es solo de siete litros por metro cuadrado, las continuas precipitaciones está provocando que el tráfico se complique minuto a minuto. Si por la mañana, en los accesos a la ciudad y en los entornos a los colegios la circulación fue lenta e intensa, en el resto de la ciudad se ha ido complicando a medida que avanza el día. Hacia las dos de la tarde, cuando los escolares salgan de sus clases, Praza de Galicia, Virxe da Cerca, San Roque y Basquiños; así como Galeras volverán a convertirse en ratoneras para los conductores. 

Por otro lado, los restos del anterior temporal siguen en varias calles y plazas de la ciudad, fundamentalmente de los barrios compostelanos, y también en los dos Campus universitarios. En la avenida de Castelao y en San Caetano siguen estando las ramas y las hojas, que en muchos casos taponan las rejillas de la recogida de pluviales. 

Santa Comba, la más lluviosa

Si bien Santiago se lleva la fama de lluviosa, la realidad es que Santa Comba vuelve a registrar los datos más altos de precipitaciones. En lo que va de jornada se han recogido ya 20 litros por metro cuadrado frente a otras localidades de la comarca como Melide, donde los datos de MeteoGalicia indican que no ha llovido en todo el día. En Ordes, el dato del mismo servicio recoge solo tres litros por metro cuadrado. 

Las previsiones indican que, a partir de mañana, se complicará aún más la situación con la llegada de otra borrasca, que por sus características será la primera ciclogénesis explosiva. 

Beatriz fuerza una puesta a punto a contrarreloj

Los servicios de limpieza y jardines redoblaron sus esfuerzos ante la llegada de un nuevo frente

p. Calveiro/ m. Mosteiro

A marchas forzadas tuvieron que trabajar ayer los servicios de limpieza y jardines de la capital gallega para borrar el rastro que dejó a su paso la borrasca Beatriz. Fue una puesta a punto, además, a contrarreloj, aprovechando que el tiempo dio una tregua. Teniendo en cuenta la llegada hoy de un nuevo frente, se redoblaron los esfuerzos para retirar las numerosas ramas y troncos que se desplomaron sobre la vía y espacios públicos, así como los restos de vegetación que dificultaban el paso y obturaban la evacuación de agua en la red de alcantarillado.

Un grupo de operarios se encargó a primera hora de trocear y de retirar en un remolque el enorme tronco del roble americano que se precipitó sobre la avenida Ángel Jorge Echeverri, en el Campus Vida, causando daños a varios vehículos estacionados. Pero este no fue el único árbol caído, también los había en la Alameda, Codesedas, Bar de Abaixo, O Queiroal, rúa do Bidueiro, Fecha, Conxo, Vite o Laraño.

El paseo de los Leones y otros pasillos centrales de la Alameda se convirtieron en una pista de obstáculos para los corredores asiduos más madrugadores, que tuvieron que esquivar ramas y follaje antes de que fueran despejados. En este caso, en vez de amontonar los restos y triturarlos en la misma zona para servir de abono, como es habitual, fueron trasladados al vivero de Lamas de Abade para evitar que se acumulen con los del nuevo frente.

En Bonaval, otro de los parques cerrados preventivamente por el Concello, también tuvieron que emplearse a fondo para retirar los frutos y ramas caídas (algunas de roble, de considerable tamaño); al igual que en el campus universitario, donde se contó como refuerzo con los medios del servicio de jardinería de la USC. Con todo, los estudiantes que acudieron por la mañana al Campus Vida se encontraron con numerosos obstáculos en su camino. Secciones de arce en las aceras, frente al Cesga, o numerosas balsas de agua en el entorno del Observatorio Ramón Aller Ulloa y de Feáns.

Además, Beatriz dejó buena parte de las calles de la ciudad cubiertas de hojas resbaladizas. En la avenida de Castelao, la calzada amaneció sembrada de un espeso manto ocre. Y en los contenedores, decenas y decenas de paraguas -de todos los tamaños y colores- que no resistieron la virulencia de las rachas de aire, inclementes con vecinos y turistas. Aunque no hubo que lamentar daños personales, en el casco histórico tejas y cristales cayeron sobre la vía en la zona de San Paio de Antealtares y Preguntoiro.

En otros municipios

Aunque los efectos de Beatriz fueron numerosos en la capital gallega, la borrasca también se dejó notar en los otros concellos de la zona, donde también hubo varias incidencias. La tarde-noche en Ames, por ejemplo, fue intensa y Protección Civil atendió una docena de avisos, entre árboles caídos, inundaciones, tejas y algún accidente de tráfico.

Más de media docena de paraguas rotos se contabilizaban ayer a ambos lados de la mediana que atraviesa la avenida Rosalía de Castro, en Milladoiro.