Las obras en las rúas do Franco y As Ameas agravan el caótico reparto en el casco viejo

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Los transportistas se ven obligados a dar más vueltas con sus camiones para llegar a los puntos de entrega

14 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El trabajo de repartidor de mercancías es posiblemente una de las tareas más estresantes, pero ese estrés se multiplica estos días entre los transportistas que realizan su tarea en el casco histórico de Santiago. Los repartidores están obligados a realizar las entregas contrarreloj, porque a partir de las 10.30 horas tienen que abandonar la zona monumental. El problema es que esa es la hora a la que la mayoría de los negocios de hostelería abren sus puertas, lo que obliga a ese personal a acelerar para dejar los suministros en los locales, una tarea que tratan de ajustar al horario de apertura para evitar hurtos.

Pero la situación caótica que se genera a diario dentro de la zona monumental se complica estos días con los cierres de las rúas do Franco y As Ameas por obras de reparación del pavimento. «Hai que dar máis voltas co camión para chegar preto. O corte nótase moito», apunta uno de los repartidores del Franco, que deja su camión en el Toural y luego lo va moviendo por la Rúa do Vilar para aproximarse a los establecimientos a los que suministra.

En la Praza de Abastos, la situación aún es peor. Con el cierre de la rúa das Ameas, los camioneros invaden San Fiz y San Agustín hasta casi las diez de la mañana, y eso que los más madrugadores comienzan a dejar mercancía en las naves a las 6.30. Como la restricción por las obras aún no es completa, es frecuente ver a transportistas mover las vallas para colar después sus vehículos. «Hai xente que non ten vergoña», protesta un joven que tiene su camión aparcado fuera de la calle. Otro considera que lo ideal sería destinar la cuesta y la Travesía da USC al reparto hasta las 10.00 horas, pero la gerencia del mercado se opone, ya que la rotación desde las 8.00 facilita el acceso de los clientes a los puestos de la Praza de Abastos.

Central de reparto y sereno, opciones fallidas

Tanto el Concello como todas las partes implicadas en el conflicto diario de la distribución de suministros a los locales del casco histórico plantearon, en reiteradas ocasiones, la idea de crear centrales de reparto para dejar la mercancía y evitar así el tráfico por las calles nobles. Para esta central se barajó la posibilidad de establecer almacenes en varios puntos, para repartir desde allí a los locales. Aunque sobre el papel la idea se sostenía, el problema fue su puesta en práctica. Sara Santos, presidenta de Hostelería Compostela, reconoce que fue esa posibilidad se abordó pero no llegó más allá. Ni los hosteleros ni las empresas de distribución vieron en la propuesta una solución, ya que ese almacenaje obligaría a los propios comerciantes a acudir a esos puntos a recoger sus mercancías.

Otra idea que no cuajó fue la recuperación de la figura del sereno. Según Sara Santos, ni siquiera consiguió despertar el interés de los implicados y quedó en un simple comentario.

Marcos Pombo, presidente de la Asociación de Veciños del Casco Histórico, apuesta por convocar una mesa de consenso en la que se sienten todas las partes implicadas para buscar un punto de encuentro y plantear soluciones. Pombo cree que nadie puede discutir el «innegable» peligro que representa ese trasiego de camiones circulando por las estrechas calles de la zona monumental. El presidente de la asociación vecinal considera que el Concello debería actuar como mediador entre las distintas partes. «É necesario que vexan que no casco hai os mesmos problemas e as mesmas necesidades que no resto da cidade», plantea. En su opinión, la solución a la falta de aparcamiento y a la necesidad de poner orden en la distribución de las mercancías tiene que llegar con «consenso».