Más allá de lo que pase con los recibos devueltos, R. C. L. denuncia que «hubo un acoso telefónico diario para cobrarlos». Tanto su mujer como su hija -cuyo teléfono móvil ni siquiera estaba vinculado al servicio en disputa, ni ella tiene relación contractual con Jazztel u Orange- «llegaron a recibir llamadas día sí y día también, sistemáticamente, para exigirles el pago de las facturas», señala el vecino del Ensanche. Considera que la compañía ha hecho un uso indebido de su base de datos para incluir a la segunda de ellas en «esta campaña de acoso». Asegura, además, que toda esta situación «ha generado un alto grado de estrés» a su esposa, estando en un delicado estado de salud y a tratamiento desde hace años por hipertensión.
Lejos de pedir una indemnización por daños y perjuicios, lo que demandan es que se deponga cualquier acción procesal o de las expuestas por parte del departamento legal que representa a Jazztel, que dé por saldada la deuda de 23 euros y que la compañía «no se vuelva a poner en comunicación con los números con los que ya no tiene ningún vínculo contractual». R. C. L. lamenta, además, que la empresa «solo atendiese a razones cuando supo que saldría en la prensa».