En la víspera del Apóstol, gigantes y cabezudos amenizaron un casco histórico abarrotado
25 jul 2019 . Actualizado a las 18:58 h.Gigantes y cabezudos amenizaron la mañana compostelana en las plazas de A Quintana y O Toural, en el día previo a la fiesta más grande de la ciudad. A las 12 de la mañana, después de que las bombas de palenque hicieran acto de presencia, mayores y pequeños llenaron las calles del centro histórico, donde se respiraba un ambiente festivo y alegre. El tiempo también acompañó, con temperaturas agradables que mantenían las terrazas llenas.
Con el sonido de gaitas y tambores como música de ambiente, los más emocionados no eran los niños, sino los extranjeros. «Es muy divertido, no había visto antes algo así», comentaba Ben, un turista estadounidense. Todos mantenían sus teléfonos móviles y cámaras lo más alto posible para grabar el mejor vídeo, o el mejor directo de Instagram, como en el caso de una turista italiana, Karina, que quería que todos sus amigos y familia pudieran disfrutar del espectáculo. Uno de los momentos de más entusiasmo se vivió cuando la banda empezó a tocar La cucaracha, con toda la plaza repleta de gente cantando y dando palmas al unísono mientras los cabezudos bailaban.
Sin duda la peor parte se la llevaron los padres y abuelos, obligados a cargar con los pequeños en los hombros para que pudieran ver entre tanta gente. Otra de sus tareas fue seguir a los gigantes y cabezudos en su recorrido por el centro histórico, para que los niños no se perdiesen nada del espectáculo.
Como todos los años, algunos de los más pequeños querían todo menos ver lo que sucedía, asustados por el tamaño y el aspecto de las figuras, buscando refugio en los hombros de sus padres. Sin embargo, otros incluso se animaron a salir a bailar con ellos, bajo la atenta mirada de los mayores, que grababan con sus móviles.
Al final de la mañana los gigantes quedaron expuestos en la rúa do Vilar, donde la gente aprovechó para hacerse fotos con ellos.