Xabi Rúa: «No olvido que en 10 años cambié tres veces de bar y la gente me siguió siempre»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Xabi Rúa, un hostelero que encadenó locales de éxito en Santiago, montó en el 2018 una tienda de vinos «gourmet» en el Preguntoiro y, este año, el bar Viño en Mazarelos. «Para mí lo importante de un vino es que te lleve adonde esté elaborado, que sea auténtico», destaca
Xabi Rúa, un hostelero que encadenó locales de éxito en Santiago, montó en el 2018 una tienda de vinos «gourmet» en el Preguntoiro y, este año, el bar Viño en Mazarelos. «Para mí lo importante de un vino es que te lleve adonde esté elaborado, que sea auténtico», destaca XOAN A. SOLER

Este hostelero, que se hizo famoso en A Viña de Xabi y abrió su último local, el bar Viño, en Mazarelos, justo en la semana en la que empezó el confinamiento, repasa por qué volvió a Santiago: «Aluciné al ver cómo se acordaban de mí después de varios años fuera»

22 dic 2020 . Actualizado a las 01:08 h.

En otra semana de panorama sombrío para la hostelería charlamos con Xabi Rúa, un «tabernero», como le gusta que le llamen, y dueño de una tienda de vinos gourmet, que no se deja invadir por el pesimismo. «Y eso que mi último local, el bar Viño, en Mazarelos, arrancó justo antes del confinamiento. Abrí un lunes y cerré el viernes», recuerda sobre un duro año al que trata de darle la vuelta. «Todo te mina, pero intento verlo como que tengo un bar que inauguré tres veces, en marzo, mayo y diciembre. Noto además el respaldo de la gente», apunta este vigués de 50 años cuya fama no dejó de crecer desde que llegó a Santiago en 1997.

«Soy un hostelero tardío. Empecé en una Nochevieja con 25 años. Nunca antes había abierto una botella de vino», rememora con una sonrisa sobre un mundo vitivinícola que le cautivó. «Fui autodidacta. Me tomé a pecho lo de formarme», desliza al comentar unos inicios que ya le condujeron a Santiago, al restaurante Algueirada, donde conoció a su mujer. En el 2003 se hizo con un local propio, el Portón, de vinos y tapas, en la rúa Romero Donallo. «Me acuerdo que un profesor me pidió que le preparase magret de pato. Yo solo tenía raciones frías. A los tres días me mandó a más personas que a su vez trajeron a más. Nadie me conocía, pero aquí el boca a boca funciona de forma increíble. Un año después no cabíamos y me cambié para San Pedro de Mezonzo, ya como A Viña de Xabi», explica sobre el nombre de un local con el que rápidamente se le identifica. «Lo gracioso es que yo me llamaba Javier. Xabi es mi hijo. De ahí el nombre del bar. Pero como todos me empezaron a llamar así ya soy Xabi y me encanta», comenta riendo mientras se refiere a un establecimiento en el que innovó en la bebida y que de nuevo llenó. Un éxito al que responde con humildad. «La gente valora, más allá de la comida, la honestidad, la cercanía, el trato personal. Nosotros ofrecíamos unos vinos distintos, más atrevidos, con los que pocos trabajaban hace 20 años, como Zárate o Albamar. Llegó un momento en que los clientes querían que les sorprendieras» subraya antes de compartir un caso que le emocionó. «Unos señores mayores me empezaron a pedir vinos de toda la vida que no tenía. Les dije ‘paren, les voy a poner yo uno, que si no les gusta, no lo pagan'. Pensé que no iban a volver y se convirtieron en fieles», remarca sobre una popularidad que volvió a dejar pequeño al bar. En el 2008 salta a la calle Fernando III, ya con nueve empleados y, el fin de semana, con doce. «En la carta llegamos a tener más de mil referencias de vinos», acentúa mientras evoca más anécdotas. «Benigno Pereira, el fundador de la quesería Bama, pidió un Rioja y yo le puse un Alcouce, un mencía de Trives. Años después me dijo que fui el culpable de que se comprase una bodega en esa zona», apunta agradecido a una clientela que no le falla. «No olvido que en diez años cambié tres veces de bar y la gente me siguió siempre. Hasta el último día los tuve llenos», incide con orgullo sobre una etapa santiaguesa que se interrumpió en el 2012 tras un problema por una licencia y ante sus ganas de un cambio.

Benigno Pereira, el fundador de la quesería Bama, pidió un Rioja y le puse un mencía de Trives. Años después me dijo que fui el culpable de que se comprase una bodega en esa zona

«Trabajé unos años en Portosín y Cambados, pero se me hacía mucho el ir y venir al vivir en Vedra. En el 2018 me piden echar una mano en un local de Santiago y vuelvo. Aluciné al ver cómo me recibió la gente y al ver que se acordaban de mí, después de seis años fuera. Una vez escuché a una chica que comentaba por teléfono que estaba en la Viña de Xabi», señala con orgullo sobre el equívoco. «Fue ese recibimiento el que me animó a montar algo de nuevo. Abrí A trastenda de Xabi, una tienda con vinos diferentes, no tan comerciales, en el Preguntoiro, en una calle turística. Esto puede sorprender pero es en lo que creo», aclara sin negar que el comercio, con más de 400 referencias de vino, funcione bien, a pesar del covid, sobre todo entre gente de Santiago. Este año da un paso más y abre el bar Viño. «Algo que me encanta es atender allí a clientes de antes que vuelven con sus hijos. Y se fían de tus recomendaciones», destaca.

Ya sobre el futuro, aspira a no cambiar aunque admite, inquieto, que su «cabeza no para». «Me gustaría terminar en un bar con solo dos mesas para poder atender a la gente, lograr que disfruten. Lo mejor es su respuesta. Te devuelven el cariño», insiste conmovido.