Dos años

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

17 ene 2021 . Actualizado a las 10:39 h.

Cuando valoramos lo muy positivo que va a resultar para Santiago y toda Galicia la extensión del año santo al 2022, solemos centrar el pensamiento en lo que viene de fuera, en que va a dar tiempo para recuperar la movilidad nacional e internacional y, por tanto, van a llegar fácilmente más de diez millones de visitantes que dejarán en la ciudad un buen dinerito para acelerar la recuperación pospandemia. Sin duda, el planteamiento es certero y solo cabe desear que se cumplan las previsiones y no haga falta pedirle al bueno de Bergoglio un trienio santo. Pero pensamos menos en nuestros propios deberes para el aprovechamiento, desde ahora mismo, de este período que, aunque pueda parecernos largo, se nos irá rápido -¿no nos parece que fue anteayer el último Xacobeo y ha transcurrido ya una década?-. Todo pasa por incentivar la vitalidad de la propia sociedad compostelana, lo que requiere concentrar esfuerzos en el sostenimiento de una estructura económica, la sustentada por las microempresas y autónomos, que se tambalea en el imprescindible cumplimiento de las restricciones que persiguen frenar la pandemia. Eso requiere que el esfuerzo ímprobo de hosteleros y comerciantes por mantener en pie sus medios de vida tenga el respaldo de las administraciones hasta el punto que sea necesario. Sin olvidar otro objetivo socioeconómico prioritario para la ciudad como es la apuesta de futuro por sectores de innovación para una menor dependencia del turismo, entre los que ya hay algunas bases puestas como el polo biotecnológico de A Sionlla. Sí, menos inversión en cemento y más en las personas, para que Santiago no acabe siendo un erial. Además, las infraestructuras «xacobeas» están bien encarriladas y si alguna iba a llegar al próximo verano con el tiempo justo para recibir a tanto peregrino y turista ahora frustrado, tendrá más holgura, incluso para reconsiderar aspectos que no les agradan a los vecinos: por ejemplo, la reurbanización de la rúa de Os Concheiros, donde se persevera en el error ya perpetrado en el Campo de Conxo o en Castrón Douro, lugares despersonalizados en sus identidades tradicionales de paso de los Caminos de Santiago. Con la Catedral esplendorosa y una excelente estación de buses casi ultimada, el reto ahora es la del tren, que sí necesitará un trienio, como poco.