La veinteañera que enseña cómo manejar el móvil a los mayores de Compostela

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Xiana Roldán (a la derecha de la foto) empezó el año pasado en Ategal haciendo allí sus prácticas del ciclo de Animación Socioturística. Tuvo tan buena conexión con el alumnado que le propusieron dar este curso las clases de nuevas tecnologías. Los martes por la tarde enseña a  los mayores de Santiago a utilizar el móvil y los jueves da informática básica.
Xiana Roldán (a la derecha de la foto) empezó el año pasado en Ategal haciendo allí sus prácticas del ciclo de Animación Socioturística. Tuvo tan buena conexión con el alumnado que le propusieron dar este curso las clases de nuevas tecnologías. Los martes por la tarde enseña a los mayores de Santiago a utilizar el móvil y los jueves da informática básica. Sandra Alonso

Xiana Rolán, estudiante de Educación Social en la USC, ayuda a dar el salto a las nuevas tecnologías en las aulas sénior de Ategal

13 ene 2022 . Actualizado a las 08:17 h.

De niños, estudiaron con pizarrín y tizas. Era lo más parecido a una tablet. Utilizaban guías y listines telefónicos para contactar con alguien cuando no había aún redes sociales y aprendieron a base de palos, sin un tutorial de YouTube. Son la última generación analógica. Muchos han dado ya la batalla por perdida y se ven incapaces de subirse al tren de la era digital, pero otros le echan arrojo. Los nietos e hijos se convierten, en multitud de ocasiones, en los maestros de sus abuelos y les enseñan a utilizar el móvil. Pero existen otras posibilidades para los que aún están dispuestos a intentarlo y no se ponen límites, como las clases de nuevas tecnologías que ofrece la Asociación Cultural Galega de Formación Permanente de Persoas Adultas (Ategal).

En el aula sénior de Santiago, una joven de 21 años es quien se encarga de hacer que los smartphones entren en la vida de los mayores, marcando un antes y un después en su autonomía personal. Xiana Rolán explica que parten de cero: «Empezamos co máis básico, porque hai xente que xa sabe facer algunhas cousas, pero outros non. Aprenden a acender o móbil, a coller chamadas, a facer o tamaño da letra máis grande... Hai quen xa utilizaba o WhatsApp, pero non sabían facer unha videochamada. Para min son cousas súper básicas que uso todos os días e hai ferramentas que a eles lles facilitan moito a vida. Recordo que antes do Nadal quedaban 5 minutos para acabar a clase e faleilles do asistente de Google. Ás veces non teñen axilidade para escribir, cústalles moito, e fíxolles moita graza que puideran facer as súas consultas coa voz. Hai cousas que para min son intuitivas e sorprendinme ao darme conta con eles que non o son para todo o mundo. Nunca pensei as dificultades que podía supoñer o doble click co rato ou diferenciar o click co botón dereito do esquerdo... e comprobeidando as clases de informática que lles resulta moi complicado».

La verinense, estudiante de primer curso de Educación Social en la USC, destaca lo agradecidos que son sus alumnos sénior y cuánto aprecian cada lección, porque suelen implicar un avance importante en su día a día. Repara también en que le tocó un curso complicado por la pandemia, pero «tiven unha recepción marabillosa. Comezamos o curso cando se retomou a presencialidade e, sobre todo, viñan persoas que viven soas porque as que tiñan familia e a posibilidade de ter ese contacto humano na casa estaban máis retraídos». Para ellos Xiana se convirtió algo más que en su maestra y, en una clase que como máximo junta 12 alumnos, acabaron estableciendo una relación personal con la neniña (como algunos la llaman). «O fin disto non é só vir a clases, tamén é unha forma de relacionarse e de lecer activo», apunta. Reconoce que para ella también han sido un aprendizaje: «Tiven que traballar a paciencia a nivel persoal [comenta entre risas]... chegamos a pasar a tarde enteira para buscar a rede wifi, por exemplo. Pero crecín moitísimo, e decidín que quero traballar con maiores en vez de dedicarme á animación para xente nova como tiña pensado antes disto».

Ategal lleva impulsando la formación permanente y ocio para las personas adultas desde hace 44 años y solo en las aulas de Santiago han aprendido a usar el móvil, la tablet o un ordenador más de 200 mayores en el último lustro. Aunque sus puertas están abiertas a partir de los 55 años, la franja de edad más habitual está entre los 65 y 79. Uno de sus lemas es «dar más vida a la vida» y defienden el envejecimiento activo para disfrutar de esta etapa vital con la mayor autonomía posible, disfrutando de actividades para revitalizar el cuerpo y la mente, así como de la compañía e interacción social. Así, los alumnos de Ategal derriban, curso tras curso, los prejuicios edadistas sobre la brecha digital y la incapacidad de aprender o divertirse una vez cumplidos ciertos años.