Llegan a Santiago los gofres con forma de «piroliñas» y «pachochiñas» de la mano de dos hermanas

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Las hermanas Piñeiro (en la foto) dicen que poco a poco la gente se va a animando a visitar su tienda de «gofres y helados especiales», donde cuentan con dos empleados como a apoyo a media jornada. El horario de verano es de 17 a 22 horas; y, a partir de septiembre, Piroliña abrirá también por las mañanas.
Las hermanas Piñeiro (en la foto) dicen que poco a poco la gente se va a animando a visitar su tienda de «gofres y helados especiales», donde cuentan con dos empleados como a apoyo a media jornada. El horario de verano es de 17 a 22 horas; y, a partir de septiembre, Piroliña abrirá también por las mañanas. PACO RODRÍGUEZ

Pili y Cris Piñeiro abrieron en junio su tienda, donde también ofrecen helados eróticos, además de «hot dogs» y batidos

17 ago 2022 . Actualizado a las 21:10 h.

Los gofres con forma de pene y vagina causan sensación en Madrid, Barcelona, Vigo o A Coruña. Y ahora dos hermanas de Santiago han traído este fenómeno a la capital gallega. Pili y Cris Piñeiro abrieron Piroliña hace dos meses, el 10 de junio, en la rúa de Santo Antonio (en el antiguo local de O Arco da Vella) y allí ofrecen sus piroliñas y pachochiñas listas para llevar y disfrutar en la calle, con coberturas de distintos sabores (chocolate negro, blanco, con leche o fresa) y coronadas por toppings al gusto (nueces, almendras, virutas, dulce de leche, nata, mango, Oreo, Chips Ahoy, Kinder, Twix...), incluso empapadas en licor café, crema de orujo o de whisky.

Cuenta la mayor de las hermanas, Pili, que ella dirigía dos bares en la ciudad —en Vista Alegre y As Cancelas— que «tuve que cerrar por la pandemia». La idea de la gofrería surgió en un viaje a Madrid, al ver que «había una cola de hora y media para conseguir un gofre con forma de pene en La Pollería. Y fue mi vecina la que me animó a hacer algo así aquí». Aunque Cris no estaba vinculada con el mundo de la hostelería y alimentación, se asoció con ella en esta aventura. Compraron las máquinas por Internet y durante un par de semanas Pili estuvo ensayando en su casa a diario distintas recetas para conseguir la masa casera que quería, recuerda. «En casa se hincharon a gofres y también mis vecinos de Vidán. Aquí todos, grandes y pequeños, andaban con un pito en la mano», comenta entre risas.

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Tienen hasta piroliñas y pachochiñas sin gluten y, para los más pudorosos, hay gofres tradicionales e incluso con la forma de un clásico de la factoría Disney, Mickey Mouse (y, próximamente, de Stitch). La propietaria explica que a sus dickwaffles, su versión más erótica del gofre, quería bautizarla con un nombre en gallego: «Ya existían las vergas, el pollofre en Madrid, el carallofre y conagofre en A Coruña, las puntitas en Vigo... Yo quería que significase algo para nosotros y en mi casa había una persona muy importante que, de pequeños, nos decía cariñosamente lo de piroliña y pachochiña. De ahí el nombre que escogimos».

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Reconoce que las situaciones cómicas se dan a diario y, aunque los jóvenes son los más lanzados, también hay personas mayores que entran a su local. «Muchos piensan que es un sex shop y otros entran solo para hacer la foto con los gofres que tenemos de exposición y se van. Lo más normal, cuando piden, es que los señalen para evitar decir la palabra piroliña, pachochiña o cualquiera de sus acepciones». Las más demandadas son las de chocolate blanco con oreo o chocolate negro con la puntita manchada de blanco. Y, para aliviar el calor, también tienen helados de piroliñas de seis sabores (tropical, piña, limón, naranja, naranja-zanahoria, oreo), así como batidos y piroliña dogs, que son perritos calientes —también conocidos como hot dogs— hechos con masa de gofre salada. En un futuro, no descartan incluir además chocolate caliente y café para llevar.