Consorciados

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

04 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Como conclusión de una retrospectiva de 30 años, podemos concluir sin ninguna duda que el Consorcio da Cidade de Santiago, como brazo ejecutor de las directrices emanadas del Real Patronato, es tal vez la mejor aportación de la ciudad, como instrumento propio, en lo que va de la actual etapa democrática. Por muchos motivos en torno, por resumir, a dos ejes centrales. El primero tiene que ver precisamente con eso, con la democracia, en su mejor interpretación, la de representantes de distintas administraciones y de dispares grupos partidarios sentados a una misma mesa para decidir, por consenso, acciones en favor de Santiago y de lo que la ciudad representa, con todos sus valores patrimoniales, culturales y europeístas. Desafinar, seguro que han desafinado con cierta frecuencia a lo largo de tres décadas, pero los consensos se han impuesto siempre y los desacuerdos han quedado puertas adentro. En segundo lugar, porque la capital, sin el Consorcio, no habría podido dar el monumental salto adelante que la ha transformado en este tiempo. Porque no ha trabajado solo en el casco viejo, su mano ha construido equipamientos como el Multiusos de Sar o el Pazo de Congresos, entre otros. Obviamente, su atención se centra en la ciudad histórica, y a esto se debe que la inmensa mayoría de su patrimonio construido, tanto privado como público, esté hoy rehabilitado. Claro que ahora no es necesario un tratamiento de choque como el aplicado hace dos décadas, pero el mantenimiento de una ciudad Patrimonio de la Humanidad es una labor constante que requiere una suficiente dotación económica, y me temo que los recursos que le inyectan actualmente los gobiernos central y autonómico no dan mucho de sí, una vez descontado el gasto corriente, del que la mayor parte corresponde a la Real Filharmonía de Galicia. Pero el Consorcio no se ha quedado expectante en espera de tiempos financieramente mejores (su presupuesto actual es de unos 9 millones de euros), y trabaja para armar los proyectos del plan de 281 millones a diez años aprobado, pero no dotado, por el Real Patronato y que deberán salir adelante por aportación directa y concurriendo a distintas convocatorias. Lo que Santiago se juega es que su joya de la corona siga viva. Nada menos. El reto para otros 30 años.