Un grupo de ultras del Málaga saqueó la tienda de una gasolinera en Santiago tras el partido con el Dépor en Riazor

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Policías antidisturbios en el estadio de Riazor en el operativo contra los ultras del Málaga
Policías antidisturbios en el estadio de Riazor en el operativo contra los ultras del Málaga CESAR QUIAN

La dependienta de la estación de servicio estaba sola y no les pudo hacer frente: «Viñan preparados para roubar»

09 oct 2024 . Actualizado a las 22:01 h.

La dependienta que tenía el turno de tarde el domingo en la gasolinera Galp situada en A Sionlla, en Santiago, estaba sola en la tienda de la estación de servicio cuando llegaron en varias furgonetas y coches unos treinta ultras del Málaga que venían de ver el partido que su equipo había disputado en Riazor contra el Deportivo. Notó acento de fuera y les preguntó que de dónde venían. Le contestaron sin problema y ahí quedó la cordialidad. De repente, la mujer se vio sola ante una auténtica estampida de personas que no paraba de entrar y salir, de disimular con pequeñas compras colapsando la caja y despistándola y que cuando por fin se marcharon revelaron sus auténticas intenciones: habían saqueado la tienda. «Viñan preparados para roubar, levaron todas as cervexas, red bulls, patacas fritidas, chocolatinas, doritos, pringles... a estantería do fondo, onde eu non podía ver, vaciarona enteira», se lamenta.

Además del acento andaluz, el grupo iba vestido con las chaquetas negras típicas del Frente Bokerón, grupo al que se atribuyen los disturbios que horas antes se produjeron en A Coruña. Alguno también llevaba puesta la camiseta del Málaga. Además de esas pistas, han dejado otras que la Policía Nacional podrá seguir cuando los dueños de la gasolinera presenten la denuncia. Y es que además de las grabaciones de las cámaras de videovigilancia en las que han quedado registradas las caras y las matrículas del grupo, algunos de ellos también pagaron con sus tarjetas tanto tres repostajes como algunos productos de menor importe con los que formaron una larga cola en la caja y despistaron a la dependienta mientras el resto desvalijaba sin piedad las neveras y estanterías.

Cuando se dio cuenta de lo que había sucedido, la trabajadora quedó desolada. «Non pasei medo, pero si que me sentín presionada en todo momento por eles. E a verdade e que sinto unha impotencia enorme, non fun capaz nin de ver moito as gravacións das cámaras», admite.

Lo que más le indigna es que, por el modo en el que se comportaron, está convencida de que actuaron de manera totalmente premeditada. «Esta xente viña saquear a tenda. Fan isto como unha forma de vida, coma un chiste para facer dano ríndose dos demais. E ademais non teñen medo nin respecto, porque a Policía vai poder identificalos», afirma.

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Aunque confiesa estar enfadada e indignada, la trabajadora de la gasolinera también está convencida de que tuvo suerte al no darse cuenta en el momento de que le estaban robando, porque cree que la situación podría haberse tornado mucho más peligrosa si ella les hubiese llamado la atención. «Quen sabe, ao mellor dáballes por romper cristais ou sabe Deus que», asegura.