La brecha de las pensiones en el área de Santiago se eleva a más de 400 euros

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

TORDOIA

PACO RODRÍGUEZ

Los jubilados que, de media, perciben una mayor cuantía son los compostelanos y los de Santa Comba y Tordoia, los que menos

17 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los pensionistas de Compostela y su área de influencia siguen en pie de guerra y en septiembre retomarán sus protestas, el primer lunes de mes a las 12.00 horas en el Obradoiro, como venían haciendo hasta el parón vacacional. No se dan por satisfechos con la pírrica subida del 1,6 % en su nómina de este mes. Aunque mejor que el 0,25 % previsto inicialmente por el anterior Gobierno, está aún lejos de ajustarse al precio de la vida. Especialmente, para aquellos que perciben menores cuantías, en una zona en la que en 22 de los 25 concellos que la conforman sus jubilados cobran por debajo del promedio gallego (896 euros mensuales, solo superado en Santiago, Ames y Teo), según los datos actualizados que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística (IGE).

La brecha que existe en la comarca no es menor. Supone una diferencia que ya se eleva a más de 400 euros. Donde más altas son las pensiones es en Compostela. En la capital gallega los jubilados ingresan de media más de 1.000 euros mensuales. En la otra cara de la moneda se encuentran los de Santa Comba y Tordoia, a la cola de la tabla, con poco más de 600 euros, en base a sus contribuciones a la Seguridad Social.

La distancia se agranda

Y esa distancia no hace más que agrandarse. Desde el 2011, las pensiones de los gallegos (las segundas más bajas del Estado) subieron unos 110 euros per cápita, aunque en la capital gallega fueron algo más de 160 y en el caso de los xalleiros y tordoieses el alza media no llegó a los 40 euros en el mismo período.

La realidad a la que se enfrentan la mayor parte de los jubilados en una decena de concellos de la zona (A Baña, Negreira, Frades, Tordoia, Trazo, Val do Dubra, Santiso, Toques y Santa Comba) es la de llegar a final de mes con menos de 700 euros. Y, en muchos casos, tal y como destacan desde la plataforma Pensionistas Compostela, con ellos no solo costean las facturas que les llegan cada mes sino que cada vez es más frecuente que los mayores se hagan cargo también de mantener a nietos o hijos en situación de desempleo, víctimas de un contexto económico y laboral aciago.

A esto se suma la situación de las mujeres que, una vez más y de acuerdo a los datos del IGE, salen perdiendo en la comparación y perciben pensiones sustancialmente menores que los hombres. El importe medio para ellos es de 837 euros mensuales y para ellas de 673 (164 euros menos), aunque la brecha llega a ser de más de 250 en Santiago y Oroso; y de cerca de 290 en Teo y Padrón.

Otro de los datos significativos en cuanto a la cuestión de género es el número de pensionistas. Ellas son más (28.754 frente a 27.968), pero han cotizado menos porque -por regla general- se han encargado de llevar el peso de la casa a cuestas y supeditado su vida laboral a los quehaceres domésticos y familiares.

«A contribución subiu este mes 40 euros e a pensión é a mesma» 

Mercedes Casal Puente nunca llegó a cotizar, como tantas otras mujeres que se dedicaban a mantener una casa y a hacer malabares con un solo sueldo en el hogar (el de sus maridos), con el que mantener a toda una familia. Hace 12 años que falleció su esposo y la santiaguesa, quien cumplió ayer sus 71 veranos, cobra una pensión de viudedad de poco más de 600 euros. Con ellos, costea una vida que no ha dejado de encarecerse.

«Tes que pagar a contribución, a auga, a luz e catro tonterías máis que veñen, como o seguro de decesos, para que cando chegue ese día estea todo pago», indica Mercedes, quien reconoce que frecuentemente se ve «apretada» para llegar a fin de mes. «E, coma min, moitas outras viúvas».

Cuenta que sacó adelante a cuatro hijos, el menor tenía 18 años cuando falleció su padre, quien empezó a trabajar como albañil siendo muy joven. Mercedes considera que las pensiones «non deberían ser tan baixas», teniendo en cuenta todo el tiempo que cotizó su marido. «O que aumentaron este ano non foi case nada. As facturas veñen tolas e tampouco podes estar sen luz, auga ou teléfono na casa», señala. Y los gastos no dejan de crecer: «A contribución subiume este mes 40 euros e a pensión é a mesma».

«¿Aforrar? O que non podes é malgastar. Sendo eu sola teño que privarme de cousas. As pezas de roupa hai que aproveitalas para que duren», dice la compostelana, quien repara en aquellas mujeres que con 600 euros como ella tienen otras cargas familiares y los números se complican aún más.