El jurado destaca sus proyectos «elegantes e innovadores» y sus «amplios esfuerzos humanitarios»
25 mar 2014 . Actualizado a las 00:36 h.El japonés Shigeru Ban, de 56 años, fue galardonado hoy con el Premio Pritzker 2014 de arquitectura por sus proyectos «elegantes e innovadores para clientes privados» y también por usar «el mismo diseño inventivo y habilidoso para sus amplios esfuerzos humanitarios». Así lo anunció hoy en Chicago Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, que desde 1979 otorga este premio, considerado el Nobel de la arquitectura, y que en esta edición ha querido destacar la labor humanitaria de un profesional que es un «caso raro en el terreno de la arquitectura».
«El compromiso de Shigeru Ban con las causas humanitarias a través de su trabajo de ayuda en caso de desastre es un ejemplo para todos. La innovación no está limitada por el tipo de edificio y la compasión no está limitada por el presupuesto. Shigeru ha hecho de nuestro mundo un lugar mejor», agregó Pritzker.
Ban aseguró desde su oficina de París que recibir este premio es «un gran honor» con el que, asegura, debe ser cuidadoso. «Debo continuar escuchando a la gente para la que trabajo, en mis encargos residenciales privados y en mi trabajo de ayuda en caso de desastres.» «Considero este premio como un aliento para seguir haciendo lo que hago y no para cambiarlo, si no para crecer», agregó Ban en una breve declaración distribuida por la Fundación Hyatt.
El arquitecto humanitario
Pocas palabras son necesarias para identificar a Shigeru Ban. Sus construcciones sencillas con materiales humildes como el cartón y su labor humanitaria en situaciones de emergencia definen a un arquitecto que no intenta minimizar el resultado sino el procedimiento. Él mismo se define como un hombre modesto, que odia el desperdicio y que por ello utiliza lo que está disponible en cada lugar.
El pasado año visitó Madrid con motivo de la construcción en el campus de IE University de un pabellón temporal, edificado con más de 173 tubos de papel unidos por juntas de madera que descansan sobre columnas de papel. Entonces había recibido el Premio Pritzker el también japonés Toyo Ito y al ser preguntado sobre la posibilidad de que él fuera el siguiente consideró que este galardón no le iba a llegar tan pronto pues era necesario «alcanzar el máximo nivel en la profesión».
Su implicación social y los materiales que utiliza para la construcción le han convertido en uno de los arquitectos más singulares de los últimos años y es para la revista Times uno de los personajes más de actualidad del mundo No le gustan los detalles sofisticados ni le interesa el uso superficial de un material. Para él, lo importante es la investigación de las características propias de ese material para descubrir otras posibilidades en su utilización.
Ban empezó a usar papel reciclado en sus construcciones en 1986, al ver que era de bajo coste y con la idea de demostrar que los materiales débiles tienen una vida más duradera. Además, el galardonado ha defendido durante su intensa trayectoria que las personas que viven en construcciones temporalmente «no quieran salir de ellas». Para él, la arquitectura debe contribuir a mejorar la sociedad, pese a que tradicionalmente los arquitectos trabajan para «enseñar el poder y el dinero de la gente privilegiada a través de sus construcciones», manifestó durante una entrevista con Efe hace unos años, en la que aseguró: «eso no era lo que yo realmente quería hacer, así que tuve que buscar mi propio equilibrio».
En 1995 llevó su filosofía y su modo de hacer a Ruanda. Al enterarse de las míseras condiciones de los desplazados en este país ofreció una ayuda que se materializó en refugios y viviendas, con materiales extraordinarios, especialmente cartón, material que volvió a usar en Japón tras el terremoto de Kobe, donde no solo construyó viviendas en una semana sino que enseñó a los ciudadanos a hacerlas. on cajas de cerveza llenas de arena, sobre las que se levantaban las paredes de papel, formadas por tubos de 108 milímetros de diámetro y 4 milímetros de grosor, y un tejado en lona con un sistema sencillo de movilidad, las cabañas no sólo eran estéticamente bonitas, sino también fáciles de transportar almacenar y reciclar.
Shigeru Ban, que para ganar tiempo en situaciones de emergencia creó una ONG, sorprendió también en Christchurch, Nueva Zelanda, ciudad duramente golpeada por un devastador terremoto, donde construyó una increíble catedral con estructura de cartón, en forma de triángulo y resistente al agua, el fuego y los terremotos. «La fortaleza de un edificio no tiene nada que ver con el material. Los edificios de hormigón se caen con los terremotos, pero no los de papel», defiende Ban, cuya iglesia de cartón en Taiwán, construida tras el seísmo de Japón en Kobe, continúa en uso después de más de 20 años.